La composición de alimentos por regiones puede proveer información sobre este aspecto del sistema alimentario de una zona geográfica puntual.
El estudio de la composición de alimentos se debe hacer en base a tres aspectos:
1 – El porte de los productos vegetales y de origen animal a los suministros totales
de energía, proteínas y grasas;
2 – El nivel de diversificación de los alimentos que se observa en las diferentes partes del mundo;
3 – La transformación en la importancia de los alimentos básicos en el conjunto de los suministros alimentarios.
Una posible evaluación es la contribución al suministro de energía total del grupo de
alimentos que más contribuyen en un determinado país y / o la proporción de cereales, raíces y tubérculos.
Equidad
La equidad alimentaria se puede estimar por la magnitud de la desnutrición y/o del subconsumo alimentario y su relación con las líneas de indigencia y de pobreza, por ser indicativos del consumo con relación al ingreso.
Para llevar a cabo la recopilación de información es necesario realizar encuestas sobre los gastos e ingresos.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), las escalas son:
Línea de indigencia: ingresos per cápita de la familia que no alcanzan a cubrir el valor de una canasta básica de alimentos que proporcione el mínimo de los requerimientos calóricos.
Línea de pobreza: ingresos de la familia que no alcanzan a cubrir el valor de dos veces la canasta básica de alimentos.
Para medir el acceso a los alimentos se pueden utilizar diferentes instrumentos, variables o los cambios de las variables.
Uno de los instrumentos más utilizados en América Latina es la llamada canasta de alimentos o canasta familiar. La composición de la canasta en muchos países de la región, se ha hecho teniendo en cuenta las necesidades alimentarias básicas, el acceso real a los alimentos que la componen y los hábitos alimentarios predominantes.
A pesar de las limitaciones técnicas, resultan muy útiles en la práctica si se realizan
teniendo en cuenta las necesidades alimentarias básicas, el acceso real a los alimentos que la componen y los hábitos alimentarios predominantes, es decir, su elaboración debe basarse en aspectos económicos, culturales y nutricionales.
El conocimiento y análisis del acceso real a los alimentos que poseen los diferentes sectores de la población permiten determinar grupos más o menos vulnerables, precisar niveles de desnutrición y conocer sus causas para orientar acciones concretas.
La periodicidad de los índices de accesibilidad depende de las fuentes de datos que existan en cada país. Si la información está disponible, estos índices pueden ser elaborados a intervalos relativamente cortos para establecer grupos que puedan estar en riesgo de tener inseguridad alimentaria.
Los índices más conocidos de accesibilidad son:
– El valor económico de una canasta básica con relación al salario mínimo. El salario mínimo representa el nivel de remuneración por debajo del cual no se puede descender cualquiera sea su modalidad de remuneración o la calificación del trabajador. El costo de la canasta se calcula sobre la base de los precios oficiales, obtenidos con una frecuencia prefijada, de los alimentos que ella incluye.
Al relacionar el costo de la canasta con el salario mínimo, se puede conocer el alcance del salario para cubrir las necesidades alimentarias. Y al comparar las tendencias se puede ver la evolución del nivel de vida.
– Valor de los productos básicos y de una canasta en términos de horas de trabajo
equivalentes, remuneradas al salario mínimo.
Una unidad de medida usada para este análisis es el tiempo de trabajo, es decir, las horas
pagadas al salario mínimo que se necesitan para comprar al por menor los alimentos. Se puede conocer cómo suben o bajan los precios de los alimentos básicos medidos en horas de trabajo.
Al usar el tiempo se evitan los problemas de variabilidad de la moneda y permite la comparación.
– Porcentaje de gastos en alimentos en relación con los gastos totales. Esta información se puede obtener a través de las encuestas de presupuesto familiar o de las encuestas de
gastos e ingresos.
Es un indicador útil que está basado en la Ley de Engel, un economista que ha intentado clasificar el comportamiento alimentario de acuerdo con el aumento de los ingresos, afirmando que al aumentar el ingreso, disminuye el porcentaje de éste destinado a la compra de alimentos.
Se ha observado que a medida que aumentan los ingresos, inicialmente se mantiene estable la proporción destinada a los productos alimenticios, que es con frecuencia hasta un 80%. En un determinado momento,cuando empiezan a estar satisfechas las necesidades de alimentos, los gastos comienzan a descender; se puede considerar que ese es el punto en que comienza la seguridad alimentaria.
Estos son algunos de los indicadores que sirven para tener un acercamiento sobre la realidad de determinadas zonas y la situación de muchas comunidades respecto a la seguridad alimentaria.