Cada vez existen más conocimientos sobre las aplicaciones y los principios activos biológicos que tienen los bioestimulantes ya que se destina una mayor inversión al análisis de sus efectos tanto por separado como en conjunto. Hoy en día, los bioestimulantes tienen características relacionadas a funciones fisiológicas de las plantas que colaboran con el propio desarrollo del cultivo ante situaciones de estrés, plagas y/o enfermedades.
Actualmente, se está investigando y dando rasgos de las diferentes materias y microorganismos que pueden contribuir a concretar la sostenibilidad y los rendimientos de los cultivos:
- Estudios sobre los microorganismos que contienen los suelos agrícolas y las materias orgánicas aplicadas en la producción agrícola.
- Materias que favorecen la bioestimulación de las plantas como el azufre.
- Distintos aminoácidos con mayor efecto bioactivo en las plantas y el suelo.
- Descubrimiento de bioestimulantes que potencian la asimilación de determinados nutrientes y que ayudan a mitigar los efectos de los diferentes estreses a los que pueden ser sometidas las plantas.
- Análisis sobre cómo funcionan estos bioproductos para tener un conocimiento exhaustivo de qué pasa en la zona del suelo donde se encuentra la mayor parte de las raíces de las plantas, llamado rizosfera.
¿Qué es la rizosfera?
La rizosfera es la parte del suelo que está ocupada por las raíces de las plantas. La rizosfera contempla un contexto favorable para el desarrollo de microorganismos, como bacterias, hongos y otros como nemátodos, ácaros, insectos. De esta manera, se pueden encontrar mayores cantidades que en el resto del suelo.
La rizosfera tiene una concentración alta de nutrientes procedentes de las raíces de las plantas que son fuente de energía para los microorganismos que se encuentran alrededor. Estos a su vez protegen a las raíces de organismos patógenos y permiten diluir minerales haciéndolos más asimilables.
Hoy en día, está tomando importancia el suelo agrícola no solo por el suministro de nutrientes esenciales y sostén de las raíces, sino también como factor clave en la mejora de la sostenibilidad en la agricultura ya que todo depende de la salud del suelo agrícola.
La salud del suelo trata de tener terrenos con una buena estructura, baja compactación y buenos niveles de materia orgánica. Esto implica tener una mejor reserva y mayor intercambio de nutrientes, una mayor actividad de los microorganismos del suelo. Además, una buena salud del terreno contribuye a proteger la calidad de las aguas en los ecosistemas agrarios disminuyendo el impacto de factores como la lixiviación.
La salud del suelo juega un rol preponderante en la biodiversidad del suelo. En ese aspecto, alentando la biodiversidad de los suelos se puede tener un mayor rango de organismos beneficiosos para mejorar el equilibrio entre microorganismos beneficiosos de aquellos que no.
¿Cómo gestionar los bioestimulantes?
Dentro de la normativa europea, se han incorporado los bioestimulantes para homogeneizar un marco regulatorio de estos compuestos.
Es así que el Reglamento Armonizado de la Unión Europea de Fertilizantes tiene como objetivo convertirse en la única norma que reúne a todos los fertilizantes y bioestimulantes.
Con dicha normativa europea se pretende:
- Una armonización voluntaria,
- Incorporar nuevas categorías funcionales de productos.
- Integrar otras categorías de materiales y componentes.
- Determinar un programa de evaluación de conformidad, con distintos módulos según el riesgo para la salud humana.
- Realiza un análisis por estándares o normas técnicas.
- Fijar normas de etiquetado como contenido, tolerancias, menciones.
Teniendo en cuenta estas metas, las categorías fertilizantes serán: abono o fertilizante, enmienda caliza, enmienda del suelo, sustrato de cultivo, inhibidor, bioestimulante de plantas y mezcla de productos fertilizantes.
Ante esta regulación, se entiende que un bioestimulante de plantas es un producto fertilizante que busca estimular los procesos de nutrición de las plantas independientemente del contenido de nutrientes del producto.
En líneas generales, la producción agrícola debe ir en busca de sistemas productivos cada vez más sostenibles. Ante ese escenario, el uso de bioestimulantes de origen biológico, orgánico o sintético colaboran a mejorar el uso de los recursos naturales y a reducir la aplicación de productos químicos.
Los bioestimulantes mejoran los rendimientos productivos y la calidad de los cultivos. Asimismo, son capaces de mejorar el estado de la planta y la capacidad de tolerar determinados estreses.
Un bioestimulante no se utiliza para reemplazar a los fertilizantes, sino que su uso se puede combinar para lograr un mayor y mejor crecimiento de las plantas, ya que proporcionan un resguardo adicional contra determinados tipos de estrés, empleando los nutrientes de los fertilizantes de forma más eficiente y mejorando la absorción de los mismos.
Además, al usar bioestimulantes se cultivan plantas más fuertes y sanas capaces de enfrentar distintos tipos de plagas y enfermedades.
Ante tales beneficios, se está investigando en la materia para poder seguir sumando bioestimulantes a la producción agrícola.