La seguridad alimentaria: un desafío latente

Muchos especialistas coinciden en que la seguridad alimentaria va a seguir siendo uno de los desafíos críticos a los que se debe enfrentar el mundo en los próximos años.  Por ello, el Banco Mundial ha integrado esta problemática nutricional entre los ocho problemas globales que deben abordarse a gran escala. 

Al tener presente la realidad crítica de la seguridad alimentaria, el Banco Mundial se ha movilizado para brindar financiamiento por un monto de USD 45.000 millones para proteger los medios de subsistencia en todo el mundo, superando su compromiso inicial de USD 30 000 millones anunciado en 2022.

Preveer y entender el grado de avance de la seguridad alimentaria y sus reacciones ante las tendencias futuras, es esencial para la formulación eficaz de políticas y la preparación de planes con capacidad de respuesta. 

En esta línea, el informe World Food Security Outlook (WFSO) “Perspectivas de la seguridad alimentaria en el mundo” del Banco Mundial, actualizado tres veces al año y por última vez en octubre de 2023, es uno de los recursos integrales que se elaboraba para respaldar este esfuerzo. Este espacio tiene como objetivo sintetizar las ideas principales del informe y sus implicaciones en la seguridad alimentaria a futuro. 

Diferencias entre las comunidad según su nivel de ingreso

En el último informe realizado de las perspectivas de la seguridad alimentaria en el mundo, se observa que existen marcadas disparidades entre los grupos de ingresos, y esto da cuenta de que la estabilización general de la seguridad alimentaria mundial oculta otros inconvenientes. 

Mientras que los países de ingreso mediano alto muestran mejoras prometedoras, las naciones de ingreso mediano bajo solamente experimentan avances a corto plazo, y los países de ingreso bajo se enfrentan a un nuevo incremento de las poblaciones que padecen inseguridad alimentaria. 

Los datos muestran el aumento de las diferencias en comparación con las perspectivas anteriores, y se prevé que los países de ingreso bajo solo experimentarán una ligera mejora en las tasas de inseguridad alimentaria grave para 2027-29. 

Asimismo, los países pobres muy endeudados son particularmente vulnerables, debido a que enfrentan desafíos económicos y elevados niveles de inseguridad alimentaria.

Inversiones para terminar con el hambre

El tema del informe de este 2024 fue “Financiación para acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en todas sus formas”. Dicho documento se enfoca en que la consecución del Objetivo para el Desarrollo Sostenible presente en la Agenda 2030 sobre el Hambre cero, requiere un enfoque multifacético que incluya la transformación y el fortalecimiento de los sistemas agroalimentarios, la lucha contra las desigualdades y la garantía de dietas saludables asequibles y accesibles para todos. 

En ese sentido, es necesario una mejor  financiación, con una definición clara y estandarizada del dinero destinado para la seguridad alimentaria y la nutrición.

Los responsables de los cinco organismos de las Naciones Unidas, manifestaron dentro del informe: “La estimación del déficit de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición”,  que la utilización de formas innovadoras de movilizar el dinero para subsanar esta situación debe ser una política prioritaria.  

Las leyes e intervenciones tienen que estar dirigidas a acabar con el hambre y garantizar a todas las personas acceso a alimentos inocuos, nutritivos y suficientes. Además, es fundamental poner fin a todas las formas de malnutrición. Para esto es conveniente movilizar una cantidad considerable de recursos. No supone solo invertir en el futuro sino que es una obligación garantizar el derecho a la alimentación y la nutrición adecuadas de las generaciones actuales y futuras.

Tal informe destaca que el inminente déficit de financiación requiere soluciones innovadoras y equitativas, en especial para los países que se enfrentan a niveles elevados de hambre y malnutrición acentuados por los efectos del clima.

Los países más necesitados de una mayor financiación se enfrentan a importantes retos para acceder a ella. Entre los 119 países de ingresos medios y bajos analizados, cerca del 63 % tiene un acceso limitado o moderado a la financiación. Asimismo, la mayoría de estos países son perjudicados por uno o más factores importantes que contribuyen a la inseguridad alimentaria y la malnutrición. 

En resumen, los esfuerzos coordinados para armonizar datos, aumentar la tolerancia al riesgo y mejorar la transparencia son vitales para superar esta brecha y fortalecer los parámetros globales de seguridad alimentaria y nutrición.

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