La bioeconomía circular, una forma de afrontar los incendios forestales

Debido a la presencia de extremos incendios forestales en el área de Los Ángeles, más de 100 mil personas han recibido órdenes de evacuación obligatoria. En tanto, los primeros datos dan cuenta de pérdidas económicas de hasta 57.000 millones de dólares.

Si bien todavía no se ha determinado la causa de los incendios forestales, es probable que las fuertes lluvias del sistema meteorológico de El Niño ocurridas en 2024 hayan favorecido el crecimiento de la vegetación, que posteriormente se secó durante un reciente período de sequía. Ante este contexto, la bioeconomía circular surge como una alternativa para afrontar la problemática. 

Los fenómenos meteorológicos sumados a fuertes vientos, han creado las condiciones ideales para la propagación de incendios de este tipo. La ciencia más amplia es clara cuando manifiesta que el cambio climático y los métodos actuales de gestión del paisaje están acelerando el riesgo de incendios forestales a nivel mundial. 

Un desafío clave en California, que en los últimos años ha enfrentado una creciente amenaza de incendios forestales es la interfaz rural-urbana, donde la ciudad se encuentra con el campo, con un número desproporcionado de residencias ubicadas en áreas de alto riesgo de incendios forestales.

A medida que las áreas residenciales se expanden hacia las zonas silvestres, el riesgo para hogares y negocios se incrementa. De esta forma, se estima que, a nivel global, las reclamaciones de seguros por incendios forestales han aumentado a 10.000 millones de dólares anuales, una cifra que parece destinada a agravarse en 2025. 

Además de la expansión urbana, se considera que el cambio climático y la forma en que se gestionan los paisajes son factores clave. A medida que las temperaturas aumentan y las sequías se vuelven más frecuentes, las condiciones propicias para que se inicien y propaguen los incendios forestales son cada vez más comunes.

En las distintas regiones del planeta, esta nueva generación de incendios forestales está superando la capacidad de controlarlos. Frente a crecientes amenazas ambientales, económicas y sociales, se deben pensar estrategias para mitigar y para minimizar el riesgo de que se produzcan incendios extremos. 

En esta línea, en los últimos años se han logrado avances científicos y técnicos sustanciales en cómo las prácticas de gestión del territorio pueden integrar la prevención y preparación, la detección y respuesta, y la restauración y adaptación. La silvicultura inteligente frente al clima, por ejemplo, ubica la resiliencia y los beneficios climáticos en el centro de la gestión forestal y está surgiendo como una herramienta eficaz para construir paisajes resilientes a los incendios forestales y otros fenómenos meteorológicos extremos como sequías e inundaciones. De todos modos, la clave es la manera de financiar estas estrategias.

¿En qué consiste la bioeconomía circular?

Un elemento clave para lograr este objetivo es el crecimiento de la bioeconomía circular. Este modelo reemplaza la economía extractiva basada en combustibles fósiles de hoy por una economía sustentada en el poder regenerativo de la naturaleza. De esta forma se pueden reducir las emisiones que conducen al calentamiento global y disminuir el riesgo de fenómenos meteorológicos extremos, mientras se atraen las inversiones necesarias para transformar paisajes y negocios de manera integrada. 

Los bosques y la agroforestería, con su papel multifuncional y su amplia gama de servicios ecosistémicos, ofrecen grandes oportunidades para construir este nuevo modelo económico. 

Las nuevas tecnologías también están creando oportunidades para transformar compuestos de origen vegetal en muchos de los materiales basados en combustibles fósiles que se usan hoy en día, incluidos materiales de construcción, textiles, plásticos y productos químicos. 

De esta manera, gestionar los bosques para producir estos recursos de manera regenerativa también mejora los servicios ecosistémicos que proporcionan los bosques, como la captura de carbono, la salud del suelo y la retención de agua, además de minimizar  la susceptibilidad de los bosques al fuego. 

A medida que la bioeconomía crece, también lo hace la oportunidad económica. Solo en la Amazonía, la bioeconomía podría tener un valor de hasta 4 billones de dólares, mientras que a nivel global se espera que la bioeconomía alcance un valor de 7,7 billones de dólares para 2030.  

Para los inversores, el crecimiento de la bioeconomía circular está provocando una oportunidad para la financiación privada y las asociaciones público-privadas, que pueden buscar rendimientos mientras generan paisajes resilientes y resistentes al fuego. Dichas prácticas pueden generar mayores beneficios económicos a largo plazo y un aumento en el valor de la tierra, al tiempo que mejoran la biodiversidad y los servicios ecosistémicos relacionados con el agua, el suelo y el clima.

De todos modos, para llevar estos y otros mecanismos a escala, es necesario contar con herramientas financieras innovadoras. Desde estrategias de activos reales que despliegan capital para transformar tierras degradadas o no adaptadas en activos resilientes y regenerativos, hasta esquemas como el Fondo Australiano de Reducción de Emisiones o el Forest Resilience Bond de Estados Unidos, que permite que el capital privado participe en la gestión de tierras públicas. 

Para lograrlo, la industria financiera necesita comprender que la naturaleza tiene un rol clave y es el verdadero motor de la economía. Llevar expertos científicos al sector de la inversión y las finanzas debe convertirse en la norma en los próximos años.

En resumen, en un mundo donde las pérdidas por desastres ambientales están creciendo, se necesita una acción urgente, y los inversores tienen un rol fundamental en esta tarea. Mientras se buscan nuevas formas de financiar la lucha contra los incendios forestales, se debe adoptar un enfoque multifacético que integre la ciencia, las finanzas y las políticas para generar una bioeconomía circular que trate las causas fundamentales de los eventos extremos. 

Más del autor

¿Qué son las buenas prácticas agrícolas (BPA)?

El compromiso de las empresas agrícolas con una producción sustentable