Los herbicidas resultan una amenaza para la agricultura. Un estudio académico reveló la preocupante situación en toda América por la aplicación permanentemente de productos que actúen de forma similar.
Las malezas resistentes a los herbicidas significan una alerta para la producción agrícola a nivel global.
En toda América, y especialmente en Argentina, las del género Amaranthus son un desafío inmenso para los productores.
Una investigación realizada por integrantes de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y otras universidades analizó la respuesta de 50 poblaciones de este género a distintos herbicidas y demostró una resistencia alarmante al glifosato y a otros productos.
En ese sentido, se señala la necesidad urgente de implementar estrategias de manejo integrado para frenar la problemática.
Tal resistencia aparece cuando en un campo se busca controlar una maleza usando siempre herbicidas que actúen de forma similar; o sea, que tienen el mismo modo de acción.
Con el paso del tiempo, la proporción de individuos que sobreviven aumenta al ir muriendo los susceptibles. Ya con un 30% de supervivencia se está ante un posible caso de resistencia .
Según los especialistas este es un problema creciente en la agricultura mundial desde hace casi cincuenta años. En Argentina, la resistencia a los herbicidas se empezó a percibir desde comienzos de la década del 2000, más que nada por el uso intensivo del glifosato y a la práctica del monocultivo.
Analizando la evolución de la resistencia en el mundo y en la Argentina, se puede apreciar que dentro de las especies más problemáticas se encuentran las del género Amaranthus. Éstas son malezas relevantes porque cubren superficies extensas y perjudican económicamente a los productores agrícolas, sobre todo en cultivos como soja y maíz.
Por eso, algunas investigaciones apuntan, por un lado, a describir las distintas especies de Amaranthus en los sistemas productivos de Norte y Sudamérica. Y por otro lado, analizar la resistencia de diferentes poblaciones del género a los distintos ingredientes activos herbicidas que más se aplican,
De los trabajos realizados al respecto, lo primero que surge es que en América del Norte, especies como A. hybridus, A. palmeri, A. tuberculatus y A. retroflexus, abarcan más del 90% de los casos reportados de resistencia. Mientras tanto, en América del Sur se destacan como resistentes las especies A. retroflexus, A. hybridus y A. palmeri.
En relación a la resistencia a los diferentes herbicidas, frente al glifosato, la mayoría de las poblaciones mostró un porcentaje de supervivencia altísimo, es más una sola fue susceptible. Con topramezone, la supervivencia también fue alta, y con fomesafen se hallaron desde poblaciones susceptibles hasta muy resistentes.
Si bien la resistencia a los herbicidas es un proceso natural, hay parte de responsabilidad en su evolución.
En esta línea, especialistas agrónomos o productores tienen la capacidad de acelerar o frenar la velocidad en la que ocurren tales procesos.
Es por eso que una buena alternativa es rotar cultivos. Si se va a usar herbicidas, la rotación implica también ir cambiando productos que actúen de distintas formas.
Y hasta se pueden gestionar las densidades de siembra para hacer que los cultivos compitan en mejores condiciones con las malezas.
Otra alternativa muy atractiva es usar las nuevas cosechadoras capaces de romper por centrifugación aquellas semillas que normalmente son expulsadas.
De esta manera se puede lograr que las que son de malezas vuelvan a los lotes, bajando así el crecimiento del banco de semillas.
Es esencial combinar distintas prácticas de manejo para poder bajar la resistencia a los herbicidas. De todos modos, hay ciertas circunstancias que llevan a aplicar estos agroquímicos de forma reiterada, lo cual potencia el problema.
Un aspecto clave son los sistemas de explotación con alto porcentaje de arrendamiento. Un contratista toma un campo y no conoce si lo va a tener en su poder mucho tiempo, lo cual achica las posibilidades de implementar estrategias de manejo que perduren en el tiempo. Y además, se busca la rentabilidad inmediata y no a mediano o largo plazo.
Desafíos futuros
Frente a este escenario, la investigación del tema continúa siendo crucial para la sostenibilidad de la agricultura en Argentina y el mundo. De todos modos, los productores señalan que hoy en día las condiciones para la investigación pública en el país son desafiantes, con financiamiento incierto y escaso apoyo gubernamental.
A pesar de estos obstáculos, los investigadores tienen preguntas latentes para responder y el compromiso de buscar soluciones a esta problemática. Por eso, es posible que esta línea de trabajo continúe.
En relación a esto, en Argentina hay un proyecto adjudicado por la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, para poder activar diferentes líneas de investigación.
En resumen, para poder tener un panorama más claro y analizar posibles alternativas o soluciones es fundamental tener un acercamiento a partir del estudio en territorio. Es por eso que la inversión en tecnología, capacitaciones e investigación resultan imprescindibles para mantener una buena producción agrícola.