La agricultura sostenible se ha convertido en una herramienta clave para enfrentar el hambre y el cambio climático.
La agricultura sostenible es aquella que es respetuosa con el medio ambiente, rentable y social. El lugar que hoy ocupa la producción agrícola es importantísimo, superando los 2.500 billones de dólares al año, según datos del Banco Mundial. De la misma forma, esta actividad que tanta ganancia genera, es responsable de un elevado índice de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
El método para enfrentar plagas y enfermedades
Son más de 30.000 millones de insectos. Éstos forman parte de las medidas de control biológico de plagas que desde hace años aplica la industria agrícola de esta zona del Mediterráneo.
La primera aplicación masiva en Almería tuvo lugar en 2007. La resistencia de algunas enfermedades y plagas a los pesticidas químicos había bajado la producción y disparado las advertencias por los residuos encontrados en las hortalizas.
La importancia y los retos de la producción agrícola
El mundo es, ante todo, un mundo agrícola. Salvo algunas excepciones, las sociedades son lo que son por la producción agroindustrial. Sin ella, la historia sería muy diferente, a tal punto que industrias como la alimentación, el textil o el papel no pueden entenderse sin la agricultura. En 2022, el valor total de la producción agrícola mundial superó los 3.820 billones de dólares, según los datos del Banco Mundial. Esto es un 4,3% del Producto Interior Bruto (PIB) global.
En muchos países emergentes, la producción agrícola supone más del 30 % e incluso el 40 % de su riqueza.
En ese sentido, la agricultura es un elemento de desarrollo económico y un eje de articulación social. De todos modos, tal como señala la FAO, este protagonismo no viene libre de costos.
La agricultura y el uso de las tierras de cultivo es responsable de más del 20 % de las emisiones de gases de efecto invernadero y del consumo del 70 % de agua a nivel mundial. Un tercio de toda la producción agrícola global se desperdicia; y, a pesar del incremento constante del rendimiento de los cultivos, cerca de 700 millones de personas pasan hambre.
Mientras la población mundial siga creciendo, la producción agrícola debe seguir aumentando y lo ideal sería que lo haga de una manera sustentable. ¿Cómo lograrlo?
La ONU resalta cinco acciones:
- Parar con la degradación de la tierra y de los recursos naturales para también conseguir que se reduzca el hambre en el mundo.
- Gestionar mejor los recursos ante un previsible incremento de la competencia.
- Reducir el impacto de la agricultura en el cambio climático y, al mismo tiempo, proteger la actividad de los impactos de este fenómeno global.
- Mejorar la presencia de enfermedades y otras amenazas naturales que pueden afectar la expansión de la cadena de producción agrícola.
- Potenciar las políticas de gestión de las tierras agrícolas para que formen parte de la conservación de especies y espacios naturales.
Los enfoques de la agricultura sostenible
Para hablar de agricultura sostenible es necesario hablar de una agricultura respetuosa con el medio ambiente, una agricultura rentable y una agricultura que genere externalidades sociales en el territorio, como buenas condiciones laborales. Con una sola cosa no alcanza.
En esa línea, la agricultura sostenible tiene tres patas:económica, social y ambiental. Algunos países como Argentina y Brasil han firmado acuerdos para llevar a cabo acciones conjuntas en pos un desarrollo sostenible. De esta manera, se han elaborado diferentes iniciativas. Una de ellas es una guía para los bonos sociales, verdes y sostenibles (SVS) donde se destaca que la financiación de la agricultura sostenible puede ser una práctica que se sostenga en el tiempo.
Anteriormente, la revolución verde no incorporaba la sostenibilidad ambiental ni la social, solo se centraba en la sostenibilidad económica a pesar de los altos costos energéticos. Hoy en día, la tecnología ayuda a que la agricultura sea mucho más sostenible en términos ecológicos, económicos y sociales, generando mejores condiciones laborales.
En definitiva, hablar de sostenibilidad implica el enfrentamiento de conceptos como los de producción ecológica e industrial. De todos modos, la agricultura sostenible va más allá. Engloba todas aquellas prácticas que permiten que la actividad pueda sostenerse en el tiempo y que contribuyan a la conservación del medio ambiente y sus recursos.