Los retos de la agroalimentación sostenible

El cambio climático está afectando la productividad y la rentabilidad del sector agroalimentario.

Eventos climáticos como sequías, inundaciones y olas de calor se están volviendo más frecuentes e intensos, provocando efectos negativos en los rendimientos de los cultivos y la producción ganadera. Es así que en muchas zonas, el fenómeno de la sequía ha provocado importantes descensos en la producción agrícola y, por ende, en las transacciones comerciales, generando pérdidas económicas significativas. 

Por otro lado, el cambio climático también está transformando los niveles de precipitaciones y las temperaturas medias, lo que termina impactando en la esencia de los cultivos y las acciones agrícolas. Por ejemplo, los períodos de floración y maduración de los cultivos pueden mutar, lo que dificulta la planificación y gestión de las explotaciones agrícolas. 

Este contexto obliga a la industria de los alimentos a adaptarse y a buscar soluciones que enfrenten estos efectos adversos y promuevan una alimentación segura y sostenible. 

En relación a los problemas medioambientales, se están observando importantes emisiones de GEI y pérdida de biodiversidad. En ese sentido, la industria agroalimentaria y , especialmente, la agrícola y la ganadera, deben seguir apostando por reforzar sus programas e iniciativas en favor de la reducción de GEI, con especial foco en el metano y en reducir el uso de excesivo de fertilizantes y pesticidas que produce la agricultura intensiva.

La llegada de la producción agrícola a costa de áreas naturales ha aumentado la pérdida de biodiversidad. En ese sentido, bosques y praderas se han convertido en tierras cultivables, provocando la pérdida de hábitat naturales y dañando la flora y fauna.  

Ante este panorama, es fundamental adoptar prácticas agrícolas que minimicen las emisiones de GEI y promuevan la conservación de la biodiversidad, como parte de una estrategia integral de agroalimentación sostenible. 

Regulaciones en la producción agrícola

A nivel global, las políticas y regulaciones están evolucionando para hacer frente a los desafíos medioambientales. Los mercados internacionales están comenzando a aplicar medidas restrictivas para la comercialización de productos que no demuestran ser sostenibles. 

Por ejemplo, la Unión Europea  empezó a poner límites en la importación de alimentos provenientes de cadenas productivas atravesadas por la deforestación. En este aspecto, los productores  tienen que adaptarse a las nuevas normativas y reglas de sustentabilidad. 

En Europa también se está llevando a cabo la propuesta denominada “Del campo a la mesa”, una iniciativa que busca convertir los sistemas alimentarios para que sean más sostenibles y saludables, imponiendo exigencias adicionales a los productores.

Asimismo, existen mercados más sostenibles y empresas más competitivas. Para mantenerse competitivas y, a la vez, cumplir con las regulaciones, las compañías agroalimentarias deben adoptar buenas prácticas que reduzcan su impacto medioambiental. 

En esa línea, el uso de tecnologías avanzadas como la IA o el IoT garantiza una mejor monitorización y reducción de emisiones. Además, contribuyen a una mejor gestión de los recursos naturales y a una aplicación más consciente de fertilizantes.

El desarrollo de mercados que valoren los productos sostenibles es igual de importante.  Actualmente, gran parte de los consumidores opta por pagar más por productos que se produzcan de manera responsable y que tengan un menor impacto ambiental. 

La creación de etiquetas y certificaciones de sostenibilidad puede contribuir a que las empresas diferencien sus productos y capturen una mayor cuota de mercado. Asimismo, las alianzas estratégicas y las redes de colaboración pueden facilitar la adopción de mejores prácticas y la innovación en la industria agroalimentaria.

A pesar de todos estos desafíos, la transición hacia una agroalimentación sostenible ofrece numerosas oportunidades de crecimiento y mejora para las empresas del sector. En este recorrido, las prácticas y tecnologías sostenibles no solo pueden minimizar el impacto ambiental, sino también pueden hacer que las operaciones sean más rentables. 

La sostenibilidad puede ser un motor de innovación. Para lograrlo, será clave que las empresas comiencen a adoptar tecnologías sostenibles para  establecer nuevos estándares y abrir nuevos mercados. Además, la inversión en investigación y desarrollo es esencial para desarrollar soluciones innovadoras que posicionen a las compañías como líderes en el mercado global de la agroalimentación sostenible.  

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