Para cultivar pepino de buena calidad y que sea considerado orgánico, es necesario que el agricultor preste especial atención a cada una de sus prácticas agrícolas, partiendo de esa base los diferentes procesos se vuelven más saludables.
Ofrecer pepino orgánico en las góndolas de los mercados no es una tarea sencilla, requiere una serie de procedimientos y controles que aseguren que ese cultivo estuvo producido en las condiciones adecuadas. Es por ello que los productos orgánicos cuentan con una certificación que brinda una mayor seguridad a los clientes.
Agro Sustentable, la empresa líder en la elaboración de bioinsumos de Argentina, tiene un importante protagonismo en este tipo de producción, ya que asesora a los productores interesados y comprometidos a que cuenten con las herramientas necesarias para tomar decisiones productivas sustentables.
Una de ellas justamente está relacionada con el uso de insumos naturales que no generen daños en las plantas ni efectos colaterales en el ambiente. La compañía nacional también se apoya en el uso de tecnologías que colaboren con las tareas agrícolas y que las hagan más efectivas.
El cultivo de pepino
Uno de los primeros aspectos a tener en cuenta para sembrar pepino orgánico es seleccionar las plantas y elegir cultivos de calidad, libre de enfermedades y con un buen desarrollo.
Una vez que esta planta es trasplantada, debe ser lo suficientemente fuerte para enfrentar las variaciones del clima y otros fenómenos que pueden ser adversos. Hay muchos establecimientos que optan por darles esta tarea a empresas especializadas que puedan hacerse cargo de todos los cuidados, otorgando un crecimiento más rápido y equilibrado.
El uso de bandejas es uno de los elementos utilizados para conseguir la germinación de las semillas de pepino. Los especialistas consideran que es una buena estrategia para conseguir que las plantas crezcan y se desarrollen correctamente.
Las bandejas están elaboradas de tal manera que cada una de las plantas tiene el espacio suficiente para expandirse y recibir la luz y el aire que necesitan. Por citar algunas bondades de este mecanismo, permite un mejor manejo de los cultivos y tareas de mantenimiento, ya que se encuentran ubicados todos en un mismo espacio.Se obtienen plantas más uniformes, por las condiciones de control que se realizan en cuanto a la temperatura, humedad y el riego.
Así como también, estas bandejas colaboran con la buena administración de la tierra y el control de plagas o enfermedades. Se reducen los costos de producción, ya que las actividades se realizan en menor tiempo y se requiere del uso de menos productos contaminantes.
Hay diferentes tipos de bandejas que se adaptan a la planta en cuestión. En muchos casos también se opta por el uso de contenedores que tienen una capacidad mayor. El material de relleno de cada bandeja va a estar sujeto al tamaño de la planta y a la variedad que se va a sembrar.
El cultivo de pepino orgánico en Argentina
El interés por cubrir las demandas relacionadas al autoconsumo, ha llevado a la producción de alimentos caseros y sanos, libres de productos químicos y contaminantes. En Argentina, se han impulsado diferentes programas para acompañar este tipo de actividad.
A través de las actividades de apoyo, una gran número de familias se b¿vio beneficiada por este tipo de producción. Así como también, sirvió para que escuelas y entidades sociales se sumarán a la iniciativa.
Mediante estos programas, las familias interesadas recibían una capacitación para llevar a cabo luego la siembra y la cosecha de los productos. Los cursos y el seguimiento de profesionales, logró el armado de huertas hogareñas que permitieron un manejo sustentable de los cultivos, entre ellos el de pepino.
Tales sistemas productivos que tienen una base agroecológica de alimentos, trasciende lo productivo para convertirse en una propuesta que permite formar comunidades, crear mejores condiciones sociales y económicas y mejorar la calidad de vida de las personas que las integran.
Así como también, son estas iniciativas las que ponen en valor la seguridad de los alimentos, dando lugar a la producción de alimentos sanos. Colaborar con la creación de entornos naturales limpios y seguros, evitando el mal uso de los recursos naturales como el agua y el suelo.
Y también, aumentar el ingreso de las familias comprometidas con la labor, dándoles la posibilidad de comercializar lo que ellos mismos producen. En este tipo de propuestas se pudo observar una participación activa de las mujeres, quienes encontraron su lugar dentro de la actividad comercial y productiva.
Enfocarse en los procesos, en cada individuo y en las acciones productivas, fueron los elementos que permitieron un desarrollo efectivo de estos programas en el país. Sus organizadores están convencidos que esta forma de cultivar invita a una constante reflexión del manejo de los cultivos y de la naturaleza, para integrar nuevos saberes y modificar ideas o mandatos establecidos.