La viabilidad de la agricultura vertical

La agricultura vertical promete revolucionar la producción de alimentos. Sin embargo, aspectos como el elevado consumo de energía, plantean interrogantes sobre su viabilidad a futuro. 

La agricultura vertical surge como una posible solución para garantizar la seguridad alimentaria, teniendo en cuenta el rápido crecimiento poblacional. De esta manera, bajo una modalidad innovadora y con el objetivo de transformar la producción de alimentos, esta modalidad de producción ofrece un sistema eficaz y respetuoso con el medio ambiente. 

La agricultura vertical implica el cultivo de plantas en edificios de varios pisos o rascacielos, comúnmente conocidos como “farmscrapers”, utilizando tecnologías avanzadas como la hidroponía o aeroponía.

El concepto de granja vertical fue desarrollado en 1999 por el biólogo Dickson Despommier de la Columbia University en Nueva York.

Si bien antecedentes como la visión del físico Cesare Marchetti ya habían planteado ideas similares en 1979, la atención mediática sobre la agricultura vertical alcanzó su punto álgido en 2007, cuando Lisa Chamberlain publicó un artículo al respecto en el New York Magazine.

Desde ese momento, varios países, como Estados Unidos, Canadá, Corea del Sur, China y los Emiratos Árabes, han explorado la viabilidad de construir farmscrapers para tratar los desafíos alimentarios del futuro.

Las ventajas de la agricultura vertical

Los beneficios de la agricultura vertical son notables. Una de las más destacadas es la capacidad para multiplicar la superficie cultivable prácticamente sin necesidad de espacio adicional en la tierra.

Su capacidad para maximizar el espacio de cultivo en un mundo donde la tierra cultivable es limitada y la urbanización continúa expandiéndose, la capacidad de cultivar alimentos en estructuras verticales dentro de las ciudades es invaluable. 

Los rascacielos agrícolas y los invernaderos verticales pueden aprovechar espacios urbanos infrautilizados, transformando los paisajes urbanos en productivas fuentes de alimentos frescos.

Además, al estar ubicadas en las proximidades de los consumidores, estas instalaciones pueden disminuir los costos de transporte y logística al eliminar intermediarios, abaratando el producto final.

Otro beneficio crucial es la reducción del uso de  pesticidas y químicos. Al operar en entornos controlados y utilizar tecnologías como la hidroponía, la agricultura vertical elimina la necesidad de pesticidas, herbicidas y otros productos químicos agrícolas. Esto no solo hace que los alimentos sean más seguros para el consumo, sino que también contribuye a la sostenibilidad ambiental al reducir la contaminación del suelo y del agua.

Asimismo, la agricultura vertical disminuye significativamente la dependencia de la agricultura tradicional, que a menudo conlleva el uso intensivo de agua y la deforestación, eliminando la necesidad de grandes cantidades de suelo y agua. 

Esto no solo colabora con la conservación de recursos naturales, sino que también ayuda a mitigar los impactos negativos de la agricultura convencional en el medio ambiente.

Por otro lado, la capacidad de controlar factores como la temperatura, la humedad y la iluminación permite optimizar las condiciones de crecimiento, mejorando la calidad y el rendimiento de los cultivos.

¿Resulta viable la agricultura vertical?

Según Dickson Despommier, una granja vertical de 30 pisos podría alimentar a más de 10,000 personas. De todos modos, su viabilidad todavía provoca debates entre especialistas. 

Mientras algunos defensores sostienen que las tecnologías necesarias ya están disponibles y que los costos se reducirán a medida que la escala de producción aumente, los críticos señalan el alto consumo de energía, especialmente en los niveles inferiores, como un obstáculo económico.

Los aspectos esenciales de la agricultura vertical 

Los componentes básicos de la agricultura vertical incluyen la estructura del sistema, la estructura eléctrica y la estructura de plomería. Estos elementos determinan la ubicación, los recursos necesarios y el tipo de cultivos que se pueden producir. Los tipos de agricultura vertical más comunes son la hidroponía, la acuaponía y los sistemas con sustratos.

Hidroponia, acuaponia y sistema de sustratos

La hidroponía le brinda a las plantas una solución acuosa con los nutrientes esenciales necesarios para su crecimiento, mientras que la acuaponía integra la producción de peces con sistemas hidropónicos. Por su parte, los sistemas con sustratos utilizan materiales como turba, lana de roca o coco para cultivar plantas, suplementados con soluciones nutritivas.

En cuanto a la elección del cultivo, la agricultura vertical permite producir una amplia variedad de especies, desde hortalizas y frutas hasta hierbas finas y plantas florales. En la práctica, los cultivos comerciales más comunes incluyen lechuga, col rizada, albahaca, cebollín, menta y fresas.

La agricultura vertical en Argentina

En Argentina, la agricultura vertical nace como una respuesta innovadora para enfrentar los desafíos principalmente climáticos.

Aunque aún se encuentra en una etapa incipiente, diversos proyectos y estudios exploran su viabilidad en el contexto argentino, dando cuenta el potencial de esta práctica para complementar las tradicionales prácticas agrícolas en el país.

En muchas verdulerías y supermercados del país se pueden encontrar plantas de lechuga, achicoria, rúcula y otras verduras cultivadas en huertas verticales de baja escala y de alcance regional o local.

En resumen, si bien el concepto de agricultura vertical es un término en desarrollo, muchos selectores involucrados están empezando a implementarlo. De esta manera, los productores pueden observar los beneficios obtenidos y los aspectos a mejorar en el largo plazo. 

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