Generar buenas prácticas agrícolas que se reflejen en la calidad de lo producido

La transformación de determinadas conductas al momento de producir, incide directamente en la calidad de las cosechas. Para conseguir esta conversión, la compañía Agro Sustentable impulsa a los agricultores mediante algunas estrategias. 

Agro Sustentable mantiene su foco puesto en conseguir procesos productivos más amigables con el medio ambiente y que procuren una mejor gestión de los recursos naturales. Lejos de la dependencia en productos químicos y con más afinidad sobre insumos naturales que consigan los mismos o mejores resultados.  

En ese camino, hace más de diez años que recorre la sustentabilidad bajo la investigación y elaboración de productos orgánicos para el campo e integrando la tecnología al agro. Una de sus últimas incorporaciones tiene  que ver con el departamento AgroTech que apunta a ofrecer estrategias basadas en el uso de equipos digitales. 

La empresa se centró en el uso de drones con Inteligencia Artificial que permiten una mejor distribución de sus insumos en el campo y además, logran que el productor esté conectado con la realidad de sus cultivos, dándole tiempo para que pueda corregir o prevenir situaciones peligrosas.

El equipo de asesores de Agro Sustentable acompañan a los agricultores para que tengan los conocimientos adecuados y puedan usar las innovaciones disponibles, así como también son orientados en la aplicación de los bioinsumos ofrecidos por la firma. 

Prácticas agrícolas sostenibles 

Tener un uso más eficiente de los recursos naturales es una acción que permite que las acciones productivas no impacten o dañen el medio ambiente y además que los cultivos puedan ser más resistentes a las variaciones del clima u otros fenómenos de impacto. 

Para conseguir un mejor manejo de recursos como la tierra o el agua, hay algunas prácticas como rotar la siembra e ir variando los cultivos elegidos y optar por productos orgánicos, reemplazando aquellos que tienen ingredientes contaminantes. 

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Por lo general, las prácticas agrícolas que resultan sostenibles requieren de un determinado esfuerzo por parte del productor y también de una inversión económica inicial. Es por ello, que hay gobiernos o entidades que piensan en ciertos incentivos para impulsar a los productores a pensar en este cambio y conseguir que transforme sus conductas productivas.  

Es cierto también que a pesar de que hay mucho interés por la sustentabilidad, hay todavía poca información y faltan estudios e investigaciones que avalen estos procesos y los resultados que se consiguen con su adopción. 

La cadena conformada por los incentivos, la aplicación y los resultados es capaz de atraer aquellos agricultores que todavía se rigen por mecanismos tradicionales y lograr que tengan mejores rendimientos y cultivos de calidad en sus procesos agrícolas. 

Incentivar a los agricultores

Uno de los mayores incentivos para los productores está relacionado a los fondos económicos que pueden ser de gran ayuda para empezar a realizar el cambio de conductas agrícolas. 

Al hablar de ayuda económica, ésta puede estar relacionada a un ajuste en los precios de los insumos y los productos a utilizar o a determinadas ganancias que sirvan de motivación para los productores rurales. 

Los incentivos que no están vinculados al mercado como el apoyo técnico o la integración de nuevas tecnologías, también son parte del proceso de transformación agrícola. En este caso lo que le compete a las autoridades es la creación de marcos regulatorios para poder usar esas innovaciones en el campo. 

Para adoptar prácticas agrícolas en armonía con el cuidado ambiental, los productores deben afrontar un costo inicial. Al pensar en incentivos para que los agricultores tengan las facilidades adecuadas y puedan afrontar los cambios en sus establecimientos, se tiene en cuenta distintos criterios.

El diseño de una política es uno de ellos. Es decir, la cantidad de incentivos pensados sobre un número de resultados deseados. Un error es destinar un incentivo económico para un resultado determinado y esperar tener un logro adicional. 

Otro de los criterios tiene que ver con las condiciones previas que tienen que existir para su ejecución, teniendo presente el impacto que puede tener en la política y en algunas entidades específicas.  Esto quiere decir que las entidades involucradas pueden ser de gran ayuda para la implementación y seguimiento de los primeros pasos de la transformación. 

Evaluar la eficacia de los incentivos es otro de los elementos a tener en cuenta. Para esto se debe hacer un análisis entre los resultados económicos y ambientales y, si es posible, también los efectos sociales. 

Medir los resultados tiene que también contemplar cómo podrían complementarse los diferentes aspectos para conseguir los objetivos propuestos.  Por ejemplo, si la evaluación sobre un programa de mercados de agua da cuenta de este mecanismo puede destinar el recurso a sectores de alto valor que causan una extrema contaminación como la minería,  entonces se necesitaría una medida que regule esta actividad y que procure generar el menor daño posible. 

Así como también, si un mecanismo de incentivos requiere una condición, como el pago de servicios ambientales, entonces deben existir entidades que controlen y que aseguren el cumplimiento de este requisito. 

Generar buenas prácticas agrícolas es posible, pero además del interés del productor también tiene que concluir otros aspectos que condicionan la activación o no del cambio. 

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