Regenerar el suelo agrícola: los desafíos futuros
En medio de un contexto atravesado por el cambio climático, regenerar las tierras de uso agrícola es sumamente necesario para reducir la presión sobre el ambiente.
Conservar el buen estado de los suelos agrícolas es esencial para garantizar la calidad de los cultivos.
De acuerdo con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, si las sociedades siguen con sus formas actuales de producir y consumir; para el 2030 la seguridad alimentaria mundial estará en un punto crítico.
Por esto, aplicar buenas prácticas agrícolas es clave para conservar y generar suelos sanos.
En esa línea, la agricultura tiene un rol fundamental para el camino de la humanidad de cara al 2030, no solo porque es necesario asegurar la disponibilidad de alimentos a una población que todos los años aumenta, sino que también para regenerar las tierras de uso agropecuario que contribuyen a reducir la presión sobre el medioambiente.
El sector primario que abarca la agricultura, ganadería y otros usos de la tierra, es responsable del 23% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero que alientan el cambio climático y, sumado a esto, la agricultura ocupa el 70% del agua extraída a nivel global.
Los efectos del cambio climático son cada vez más observables. Sequías prolongadas y severas, lluvias torrenciales o fuera de ciclo, heladas extremas, huracanes de mayor magnitud; aumentan el peligro de la inseguridad alimentaria, de forma tal que acentúan lo urgente que es ir hacia una agricultura más sustentable y/o regenerativa.
Esto implica prevenir, frenar y revertir la degradación de los recursos naturales en los procesos de producción agrícola.
Teniendo en cuenta que, de acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, para 2030 será necesario duplicar la productividad agrícola, las dudas se centran en si en medio de un contexto de variabilidad climática que afecta a los agricultores es posible incrementar los rendimientos productivos como maíz y el trigo, y al mismo tiempo regenerar los suelos y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la producción de estos granos.
En ese sentido, productores afirman que han tenido que buscar nuevas alternativas porque la tierra se estaba yendo con las tormentas.
Si cae una tormenta de dos pulgadas y el suelo no está cubierto, el agua se lleva la mayor parte de la superficie. Y en cuatro o cinco días sin lluvias, ese suelo está seco. Pero si s lo cubre con paja por ejemplo, el suelo queda protegido y si se desata una tormenta se lo puede tomar como riego.
En este caso pertenece a un temporal climático, pero el agua de lluvia dura más en los terrenos. Esto se puede percibir en los cultivos porque no les falta agua y no se va la tierra fértil, que es lo más importante.
Dentro de la práctica agrícola, productores de Cuquío describen cómo muchos de los procesos de la agricultura convencional, enfocada en el movimiento continuo del suelo y en la remoción de los residuos agrícolas, contribuye a la disminución de la fertilidad del suelo. En ese caso, si quemas el rastrojo se está arrojando ese nutriente al aire y no sirve para nada, al contrario porque genera una contaminación. En cambio si dejas el rastrojo en el lugar aumentas la materia orgánica.
Esto manifiestan diferentes productores que han observado este proceso y sus resultados durante varios años. Además, se ha podido percibir según la propia experiencia de ellos, que se ha superado el rendimiento con dicha técnica.
Claro que cada año es diferente, pero con este tipo de acciones se puede notar un aumento, traducido en un rendimiento de 10 toneladas a 12, de 12 a 14, de 14 a 16, más o menos.
¿En qué consiste la agricultura regenerativa y la agricultura de conservación?
La Agricultura Regenerativa se basa en crear sistemas agropecuarios resilientes. Además, pone especial énfasis en el cuidado de los suelos y por tanto incorpora prácticas agrícolas y ganaderas que buscan revertir el cambio climático mediante la restauración de la materia orgánica y la biodiversidad del suelo.
Con tales acciones se logra una disminución de carbono atmosférico y se mejora el ciclo del agua. Algunos ejemplos se encuentran en la Agricultura de Conservación, eje de la Agricultura Regenerativa que promueve el Grupo Bimbo a través de proyectos que cuentan con el soporte científico CIMMYT.
En tanto que la Agricultura de Conservación consiste en un sistema de producción sustentable que se amolda a los diversos contextos y necesidades, teniendo en cuenta otras prácticas sustentables o sistemas integrados que pueden ser útiles para cada productor.
Los elementos básicos de este tipo de agricultura son la mínima labranza, la cobertura del suelo con rastrojos y la diversificación de cultivos a través de rotaciones, asociaciones, relevos, entre otros.
La rotación de cultivos es clave, ya que si no se rota no se pueden obtener buenos resultados. La rotación es una de las formas que permite incrementar las diferentes cosechas.
En relación a los beneficios que brinda este sistema de producción sustentable, se destaca el aumento de la infiltración de agua, la disminución de la evaporación, la reducción del escurrimiento y la erosión, la mejora de la estructura del suelo y una mayor actividad biológica en él, el aumento en el nivel del control biológico de malezas, plagas y enfermedades, la baja en costos de producción y la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero por la reducción en el uso de combustible y el aumento paulatino en la materia orgánica del suelo.
El cuidado del suelo y la elección de buenas prácticas agrícolas son fundamentales para lograr cambios en el ambiente y obtener buenos resultados productivos.