La producción agrícola puede verse perjudicada por la presencia de plagas y enfermedades. Ante esta situación y con el objetivo de reducir la aplicación de productos químicos, existen alternativas naturales.
En el caso de Argentina, la empresa Agro Sustentable ofrece productos orgánicos que sirven para controlar la presencia de plagas o enfermedades y que alientan el crecimiento de las plantas.
Por su parte, investigadores de Chile se han enfocado en buscar opciones ecológicas para controlar la presencia de plagas y enfermedades en los cultivos agrícolas. En esa línea, integrantes del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) dieron a conocer el rol de opciones naturales para cumplir con esta meta.
La producción agrícola en Chile, al igual que la de otros países, se ve amenazada por algunos factores como las variaciones climáticas que, al mismo tiempo, atraen pestes dañinas para las plantas.
Investigadores del INIA han trabajado para brindar herramientas que sirvan para poder generar un modelo productivo más amigable con el medio ambiente, obteniendo cultivos más fuertes y resistentes.
Uno de los ejemplos, es el de un productor chileno que produce tomate limachino, una variedad que es muy elegida por su sabor y calidad. Sin embargo, la producción ha sido reemplazada por otros productos más resistentes y con mayor llegada al comercio popular. De todos modos, este productor mantiene viva su producción a pesar de las consecuencias climáticas u otros factores que entorpecen su desarrollo.
Científicos del INIA han evaluado el caso de este productor como también otras circunstancias de pequeños agricultores. En esa línea , han podido observar que en estos pequeños campos, los productores cuentan con herramientas valiosas para enfrentar plagas y enfermedades. En el caso del tomate limachino, las mosquitas blancas, los pulgones son las principales amenazas para el cultivo. Ante esa situación, la recomendación es recurrir a otras especies naturales que terminen con estos bichitos.
Los expertos también apuntan a la función que pueden cumplir algunas flores para espantar ciertos insectos o bichos que puedan dañar los cultivos. De este modo, los referentes apuntan a que el agricultor elija especies que se adapten a cada región y cada cultivo y, al mismo tiempo, observar qué variedades naturales pueden ayudar a derribar la presencia de pestes o plagas.
Las variaciones climáticas son uno de los principales llamadores de plagas o enfermedades en los cultivos. Actualmente ya no hay estaciones del año tan diferencias, sino que en suolo día se puede transitar por las cuatro estaciones juntas.
Por ejemplo, las bajas temperaturas bien temprano y el calor de la tarde terminan perjudicando a las plantas, causando severos daños y disminuyendo los niveles de producción.
Es necesario contar con capacitaciones y formaciones para que los productores agrícolas puedan estar al tanto de las plagas que pueden afectar sus cultivos y de las soluciones que pueden implementar antes de que los daños sean irreparables. En ese sentido, investigadores de Chile han podido descubrir insectos que dañan a los cultivos de la región. Y en ese mismo camino han podido encontrar alternativas para poder tratarlos, conservando algunas tradiciones productivas y la permanencia en el crecimiento de algunos cultivos típicos de la zona.
El tomate limachino es uno de los ejemplos. Un cultivo que presenta un aroma y textura que lo hacen único y que marca el desarrollo de distintas generaciones chilenas. Al principio la gente no lo compraba porque duraba menos en el comercio, pero cuando lo empezaron a probar, lo buscaban cada vez más. Muchos productores empezaron regalandolos, pero una vez que el consumidor lo probó, la demanda no paró de crecer. Actualmente, es un cultivo muy valorado y buscado en los mercados de Chile. De todos modos, más allá de su comercialización, este tipo de cultivos tiene que enfrentar algunas amenazas relacionadas a la falta de un acceso normal de agua y las temperaturas extremas.
Ante este panorama, en Chile existen algunos programas de acompañamiento y ayuda para los productores que se dedican al rubro hortícola y frutícola. Son programas que alientan a aplicar modelos más naturales, con estrategias ecológicas que permitan generar sistemas más fuertes, capaces de soportar los efectos de las variaciones climáticas o los fenómenos naturales extremos como sequías o inundaciones severas.
La integración de las prácticas tradicionales con las nuevas líneas de investigación, logran grandes avances y cambios vinculados a la seguridad alimentaria de la zona. De esta forma, se consiguen nuevas soluciones para obtener modelos productivos más resistentes, conservando la calidad de los resultados y la rentabilidad económica.
Es momento de seguir trabajando en esta dirección. Las autoridades del INIA en Chile han hecho un llamado a las autoridades para generar políticas o proyectos que potencien este tipo de producción agrícola, con el foco puesto en un modelo más amigable con el medio ambiente y con la implementación de estrategias naturales que no dañen los espacios ni las plantaciones de una región.
Así como es necesario contar con líneas de desarrollo, también es esencial brindar un soporte y capacitación a los agricultores, para que puedan llevar a la práctica estas acciones y obtengan resultados favorables.