Cómo prevenir la presencia de enfermedades y plagas en los cultivos 

La presencia de plagas y enfermedades en las plantas puede generar daños y reducción en los niveles de producción si no son tratadas de forma adecuada. 

La producción agrícola enfrenta uno de los principales retos ante la posible o efectiva presencia de plagas y enfermedades, por ello es necesario contar con herramientas efectivas que ayuden a prevenir esta situación. 

Uno de los primeros pasos es realizar un control permanente para conocer el estado de los suelos y de los cultivos y de ahí empezar a observar qué zonas o qué variedades necesitan una especial atención. 

Este monitoreo se puede realizar mediante una observación visual que consiste en la inspección de plantas y en la búsqueda de ciertos síntomas como manchas, cambios en el color o en el aspecto. En caso de dudas, el agricultor puede tomar imágenes o tomar muestras y hacerlas analizar por especialistas. 

Si se llega a detectar la presencia de plagas o enfermedades, se puede aplicar productos específicos, más conocidos como fitosanitarios que vienen a ser como medicamentos para las plantas. 

De todos modos, este tipo de productos se debe aplicar con sumo cuidado ya que un exceso en su aplicación puede destruir o entorpecer el crecimiento del cultivo. En ese sentido, las etiquetas de los fitosanitarios brindan información útil sobre las enfermedades que el producto puede controlar y también detalles de los elementos que lo componen. 

Se deben respetar las cantidades de aplicación recomendadas, ya que sino se pueden generar graves consecuencias en la salud del aplicador y en la de la planta. 

También es necesario prestar atención al momento de aplicación y elegir el mejor, ya que el resultado de un fitosanitario va a depender el momento en que se lo aplica. Por ejemplo, los insecticidas suelen ser más efectivos cuando se aplican al principio o al final del día que es cuando los insectos están más activos y los pueden controlar mejor. 

Hay otras estrategias que el agricultor puede aplicar para prevenir la presencia de plagas y enfermedades en los cultivos. Una de ellas está relacionada a la rotación de los cultivos. Ir variando las especies de plantas ayuda a mantener la fertilidad y los nutrientes del suelo. 

En esa línea, es conveniente elegir especies que sean más resistentes a los cambios climáticos o a los fenómenos naturales extremos. 

Mantener y dedicarle tiempo a los cultivos es esencial. Tener cuidado con las tareas de riego y poda pueden colaborar con el buen desarrollo de la planta. Así como también, mantener limpias y cuidadas las herramientas de trabajo del productor.

Las bases de la agricultura orgánica

A partir de los cambios que se están generando en los modos de producción agrícola, la agricultura orgánica es un modelo que actualmente muchos productores están eligiendo. Un método basado en la aplicación de productos naturales, que apuesta al cuidado y la conservación del medio ambiente. En definitiva, es un enfoque que busca la armonía entre el ser humano, el ambiente y los animales. 

Las principales características de la agricultura orgánica están atravesadas por una mayor diversificación de los cultivos. La utilización de fertilizantes naturales sin productos o ingredientes químicos. Y el control de plagas y enfermedades mediante elementos o productos ecológicos.  

En este mismo orden, la agricultura de conservación comparte parte de estos principios, sumado a la reducción en el trabajo excesivo que se puede hacer de la tierra. El objetivo es no remover demasiado los suelos para que conserven sus buenas condiciones y sigan siendo fértiles y nutritivos. Este tipo de prácticas ayudan a conservar y aumentar la biodiversidad de una región. 

También, se alienta al uso de cultivos regionales ya que estas plantas se adaptan mejor a las condiciones climáticas del lugar y son más resistentes y fuertes ante la presencia de plagas o pestes. y, también se trabaja en una buena gestión del recurso del agua. Tratando de evitar los excesos en los mecanismos de riego y alcanzar a las zonas más necesitadas, sin generar derroches. 

Este tipo de agricultura, como mencionamos anteriormente, está siendo elegida por muchos agricultores por la cantidad de beneficios que proporciona en términos productivos. 

Es un modelo que protege el medio ambiente y que reduce la contaminación de determinados elementos como el agua, el aire y el suelo. 

Al mismo tiempo, se obtienen productos que resultan ser más saludables para la nutrición humana y animal. 

En el ámbito social, se generan nuevos puestos de trabajo y se le da una mayor vitalidad a los espacios rurales. 

La integración de la tecnología en algunos procesos viene a favorecer las tareas del productos, dando resultados más efectivos y ahorrando costos. 

Las ventajas son muchas. Es momento de que más productores rurales se contagien con la idea de construir modelos productivos que sean rentables pero que también ayuden a conservar los espacios naturales. 

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