La falta de alimentos y las situaciones de pobreza que atraviesan muchas comunidades, son una preocupación latente que requiere ser abordada por los actores involucrados en la temática.
Hay ciertos factores que conducen a una situación de pobreza e inseguridad alimentaria. La falta de fondos públicos orientados a brindar soluciones provocan daños que están relacionados con la desnutrición y el hambre.
¿Por qué los gobiernos no destinan fondos a esta problemática? Por la sencilla razón de que si destinan fondos para estas cuestiones se atrasan en otros pagos e incrementan sus deudas. Entonces prefieren que lo que crezca sean los índices de pobreza y hambre.
Modificar los sistemas alimentarios
Cambiar la perspectiva y el funcionamiento de los mecanismos alimentarios, puede ser el primer paso del tratamiento del problema.
Esta conversión requiere de replantear la finalidad de estos sistemas y configurar nuevamente sus normas y regulaciones, así como también, los organismos de control.
Para seguir sumando cambios también es conveniente volver a armar los presupuestos públicos, pensando en sumar mejoras importantes y al mismo tiempo, elaborando las bases esenciales para comenzar con el cambio.
Algunas políticas basadas en prácticas existentes podrían dar lugar a la recuperación como la transformación de los sistemas alimentarios garantizando fundamentalmente el derecho a la alimentación.
Hay determinadas condiciones que este cambio necesita y tienen que ver con pensar el modelo desde la agroecología. Acompañar y respaldar a aquellos mercados locales. No depender de las grandes corporaciones y apoyar más a las organizaciones de economía social y basar el cambio en conseguir un beneficio o varios beneficios colectivos.
En muchos casos la aparición de la pobreza e inseguridad alimentaria viene arrastrada por deudas que tienen los propios países. Hay veces que las regiones le dan prioridad al pago de sus préstamos y dejan de atender problemas sociales como la falta de alimentos y la desnutrición. Es por ello que los sectores más vulnerables, terminan siendo los más afectados.
Por otro lado, hay muchos sistemas alimentarios que están industrializados y que generan efectos adversos en el medio ambiente, afectando y reduciendo la biodiversidad de la zona.
Aplicar medidas basadas en aspectos sociales y humanos
Hay medidas basadas en los derechos humanos que pueden reducir las consecuencias generadas por las variaciones climáticas y garantizar el libre acceso a la alimentación, además de modificar los sistemas alimentarios para que sean más fuertes y puedan enfrentar los efectos del cambio climático.
Por lo general, los países suelen realizar acciones urgentes que sirven para enfrentar la cuestión de la inseguridad alimentaria. Muchas de ellas son atendidas mediante las asistencias alimentarias o las ayudas financieras. De todos modos, para llevar a cabo una transformación efectiva y conseguir el pleno derecho a la alimentación, es necesario abordar las causas profundas de las crisis prolongadas, teniendo presente los aportes de sus mecanismos alimentarios.
Para ello, existen programas nacionales e internacionales que trabajan en esta dirección. Los Estados deben atender la crisis alimentaria con planes nacionales; con el desarrollo de una respuesta mundial dirigida por la crisis alimentaria; y con la conversión de sus sistemas alimentarios para hacerlos más equitativos y fuertes para que puedan soportar y enfrentar los efectos ocasionados por el cambio climático y así evitar la pérdida de biodiversidad.
Para lograr soluciones efectivas es necesario que los países trabajen de forma íntegra y brinden una respuesta ante las exigencias sociales, ajustando sus acciones nacionales para poder recuperarse de las crisis alimentarias y económicas.
La desigualdad que genera diferentes estadíos sociales dentro de los países es otro de los aspectos que deriva a una aumento de la inseguridad alimentaria en una región.
Este contexto lleva a repensar varias cuestiones. Los modos de producción, las acciones de los Estados y proyectos que signifiquen un esfuerzo conjunto para brindar soluciones integrales que alcances a los distintos actores de la sociedad.
Llevar a cabo planes de acciones que atiendan estas cuestiones, requiere de una modificación y una reorientación de los fondos que destina un país a determinados sectores o problemas. Las líneas de financiamientos tienen que estar posicionada en no aumentar las deudas de una región y desarrollar programas que alienten a mejorar, con la ayuda de otras entidades, problemas como el hambre y la desnutrición.