La seguridad alimentaria es una problemática que atraviesa a las diferentes comunidades a nivel mundial. Ante este panorama, hay aspectos centrales a tener en cuenta para revertir la situación del hambre y la malnutrición.
Dentro de los ejes más importantes para abordar la seguridad alimentaria a nivel global, está la financiación y las buenas condiciones productivas.
La financiación de los agricultores
Los sistemas alimentarios generan aproximadamente un tercio de las emisiones mundiales, pero sólo reciben menos del 4% de la financiación para el clima.
La mayoría de los pequeños agricultores no tienen cuenta bancaria y, como suelen dedicarse a la agricultura de subsistencia, se los considera demasiado arriesgados como para permitirles obtener préstamos financieros y seguros de mitigación de riesgos.
Sin estas herramientas financieras, los agricultores no pueden invertir en maquinaria o tecnologías avanzadas que podrían ayudarles a ampliar su capacidad de producción. La falta de seguros los expone cada vez más a riesgos extremos de ruina financiera, debido al impredecible cambio climático y/o a las catástrofes provocadas por el hombre.
Sin embargo, la financiación de los agricultores tiene el potencial de generar 4,5 billones de dólares en nuevas oportunidades de mercado cada año. El acceso a una financiación que pueda colaborar con los agricultores a conseguir una salud óptima del suelo y una producción de alimentos más sostenible contribuirá a lograr la reducción de emisiones de alrededor del 20% necesaria para alcanzar los objetivos climáticos del Acuerdo de París.
Brindar soluciones y modelos para ampliar la transformación de la economía agrícola, identificar vías de financiación para reducir los riesgos e incentivar la agricultura de conservación resulta clave para la adopción generalizada de prácticas agrícolas para la adaptación y mitigación climática, generando efectos positivos en la producción agrícola y en la disponibilidad de alimentos.
De esta manera, las oportunidades alternativas y complementarias de mejora de los ingresos, como el secuestro de carbono, pueden ayudar a enfrentar aún más los medios de subsistencia en riesgo, especialmente para los pequeños agricultores y cultivadores, al tiempo que contribuyen a reducir las emisiones de carbono a escala mundial.
Estos tipos de programas se están aplicando con éxito en Norteamérica por lo que también podría ser una gran oportunidad para China, cuyo gobierno ha estado trabajando para aumentar el contenido de carbono orgánico en el suelo del país. Desde el año 2000, China ha sumado 25 millones de toneladas anuales de carbono al suelo nacional. Como resultado, el país hoy en día está secuestrando 100 millones de toneladas de CO2 equivalente (CO2e) anuales.
La calidad del suelo productivo
Las buenas condiciones productivas también resultan esenciales al abordar la seguridad alimentaria. En ese sentido, el papel de la salud del suelo tiene múltiples beneficios para garantizar esta transición.
Teniendo en cuenta que el 95% del suministro de alimentos depende de suelos sanos, pero casi un tercio de las tierras agrícolas del mundo están degradadas, es esencial buscar soluciones que fomenten una aplicación mejor y más eficiente. En este aspecto, la mejora de la gestión en las granjas, la elaboración de políticas y la creación de asociaciones para suelos sanos, son ejes centrales.
Asimismo, entender el poder y la necesidad de los componentes de un suelo sano, incluido el carbono orgánico almacenado, la densidad de nutrientes, la biodiversidad y la retención de agua, es fundamental para cultivar alimentos más sanos y nutritivos, y revertir el sistema alimentario mundial en un sumidero de carbono en lugar de un emisor de carbono.
Al darle prioridad a la salud del suelo y emplear prácticas agrícolas regenerativas, los agricultores pueden contribuir a la producción de cultivos no sólo abundantes, sino también ricos en nutrientes esenciales, promoviendo la salud y el bienestar humanos.
Enfrentar el cambio climático
En la Reunión Anual de los Nuevos Campeones, la creación de resiliencia alimentaria y climática ocupa un lugar destacado. Líderes de todo el mundo se reúnen para amplificar estos puntos clave en apoyo de una transición.
Como segunda economía del mundo, China se encuentra en una posición única para dar forma a esa transición. En septiembre de 2021, el Gobierno chino dio a conocer su XIV Plan Quinquenal Nacional de Desarrollo Agrícola Verde, que por primera vez planificaba sistemáticamente el desarrollo verde del sector agrícola del país. Al mismo tiempo, el Banco Agrícola de China ha puesto en marcha un sólido plan para ofrecer bonos verdes y apoyar la transición ecológica.
En resumen, mientras la comunidad internacional se reúne para hacer balance de los progresos realizados tras la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Sistemas Alimentarios y prepara una sólida agenda alimentaria en la COP28, es fundamental que se siga ubicando al agricultor en el centro de la transición, garantizando la disponibilidad de herramientas financieras y de conocimiento para aumentar la resiliencia y, en última instancia, hacer frente a los retos mundiales de la seguridad alimentaria y el cambio climático.