La agricultura regenerativa comprende una solución vital para reparar la salud de los suelos, captar el carbono y aumentar la resiliencia frente a los impactos climáticos.
Para obtener sistemas alimentarios sostenibles, es fundamental invertir en financiación climática aplicando modelos innovadores. De esta manera, al aunar recursos y conocimiento, las alianzas intersectoriales son esenciales para empoderar a los agricultores y crear un programa nutricional más resiliente.
El contexto mundial de la seguridad alimentaria
El sistema alimentario a nivel global se encuentra en una coyuntura crítica, contribuyendo al cambio climático y al mismo tiempo sufriendo sus efectos. La agricultura, uno de los principales motores de esa dinámica, es responsable del 37% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y utiliza el 70% de los recursos hídricos del planeta.
Ante este escenario, los suelos se están agotando a un ritmo alarmante, con alrededor de 12 millones de hectáreas convertidas en desierto cada año. Esta degradación del suelo reduce la productividad agrícola y libera el carbono almacenado, lo que agrava el cambio climático.
La degradación de los suelos y el cambio climático
Teniendo en cuenta un panorama alarmante, la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) advierte de que, sin un control, el 90% de los suelos del mundo podrían estar degradados en 2050, lo que desestabilizaría aún más los sistemas alimentarios y aumentaría la pobreza y el hambre.
Para modificar esta situación, se debe financiar urgentemente una transición justa que restaure la salud del suelo, capture carbono y fortalezca la resiliencia hídrica y climática.
La agricultura, a pesar de ser vulnerable a la degradación de los recursos, a la erosión del suelo y a la variabilidad del agua que son factores que pueden provocar inundaciones, sequías y contaminación, puede ser parte de la solución.
De esta manera, las prácticas agrícolas regenerativas pueden secuestrar carbono, mejorar la retención de agua e impulsar la biodiversidad.
En ese sentido, las Conferencias de las Partes de las convenciones sobre biodiversidad, cambio climático y desertificación, realizadas en 2024, fueron oportunidades para promover la agricultura regenerativa a nivel mundial y unir a los actores de toda la cadena de valor para apoyar a los agricultores.
Acciones para restaurar el suelo
Adoptar la agricultura de siembra directa , la agrosilvicultura, la rotación de cultivos y los cultivos de cobertura, son prácticas que permiten la restauración de la salud del suelo, la captura de carbono y el aumento de la biodiversidad.
Según expertos, incrementar el proceso de secuestro de carbono en el suelo a través de la agricultura regenerativa podría capturar hasta 23 gigatoneladas de dióxido de carbono para 2050 – una parte sustancial de la mitigación necesaria para limitar el calentamiento global.
La agricultura regenerativa también aumenta la resiliencia a los impactos climáticos al mejorar la retención de agua, aumentar la biodiversidad y crear ecosistemas más sanos.
Estudios demuestran que, en comparación con los métodos convencionales, los agricultores que practican la agricultura regenerativa pueden aumentar la productividad en condiciones de sequía mejorando la salud del suelo y la retención de agua.
Enfrentar el déficit de financiación climática
En la última década, la financiación de la lucha contra los efectos del cambio climático casi se ha duplicado. Sin embargo, estos recursos a nivel de proyecto para el sistema agroalimentario siguen siendo bajos.
Para bajar a la mitad las emisiones de los sistemas alimentarios de aquí a 2030, las inversiones anuales en agroalimentación deben aumentar hasta los 260.000 millones de dólares. Además, especialistas sugieren que será necesaria una inversión anual de hasta 350.000 millones de dólares hasta 2030 para transformar los sistemas alimentarios globales, alinearse con los objetivos climáticos, mejorar la adaptación y cumplir otros Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Esta inversión financiera es fundamental para llevar a cabo los cambios necesarios para hacer frente a los retos del sector alimentario tanto en sostenibilidad ambiental como en equidad social.
En resumen, para agilizar la transformación sostenible del sistema alimentario, el sector financiero debe desarrollar y ampliar productos financieros innovadores que brinden acceso al capital y mitiguen los riesgos vinculados al cambio hacia prácticas climáticamente inteligentes y equitativas en toda la cadena de valor alimentaria.