Las acciones realizadas para garantizar la seguridad alimentaria

La inseguridad alimentaria es una problemática aún vigente en todo el mundo. En ese sentido, muchas entidades se ven comprometidas a llevar a cabo acciones que ayuden a aliviar las consecuencias de este fenómeno. 

En relación a la seguridad alimentaria, diferentes organismos invierten en capacitación y en proyectos orientados a mitigar los efectos del hambre y la desigualdad social. 

Desde la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se señala que transformar los sistemas agroalimentarios es más importante que nunca, ya que hay una urgencia latente de alcanzar los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) en un plazo de seis años. 

En esta línea, la FAO mantiene su compromiso de apoyar a los países en sus esfuerzos por erradicar el hambre y garantizar la seguridad alimentaria para todos. Se trabaja junto a los asociados, desde diferentes enfoques, incluida la Alianza mundial contra el hambre y la pobreza del G-20,  para acelerar el cambio necesario. 

Es por esto que es necesario innovar y colaborar para generar sistemas agroalimentarios más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles que puedan resistir mejor los desafíos futuros, para lograr un mundo mejor. 

Referentes del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), sostienen que la vía más rápida para salir del hambre y la pobreza son las inversiones en agricultura en las zonas rurales. 

Sin embargo, el panorama mundial y financiero se ha vuelto mucho más complejo desde que se adoptaron los ODS en 2015. Poner fin al hambre y la malnutrición demanda que haya más inversiones y de forma más inteligente. Se deben introducir en el sistema nuevos fondos procedentes del sector privado y recuperar el apetito de la época de la pandemia por una ambiciosa reforma financiera mundial que obtenga financiación más barata para los países que más la necesitan. 

Miembros de UNICEF afirman que la malnutrición afecta a la supervivencia, el crecimiento físico y el desarrollo cerebral del niño. Las tasas mundiales de retraso del crecimiento infantil se han reducido en un tercio en las dos últimas décadas, lo que da cuenta de que las inversiones en nutrición materno-infantil dan sus frutos. 

De todas maneras, en todo el mundo, uno de cada cuatro niños menores de cinco años sufre desnutrición, lo que puede provocar daños a largo plazo. Se debe aumentar urgentemente la financiación para terminar con la malnutrición infantil. No es sólo un imperativo moral, sino también una sólida inversión en el futuro. 

Ante este escenario, un futuro sin hambre es posible si está la capacidad de aunar los recursos y la voluntad política necesarios para invertir en soluciones probadas a largo plazo. 

¿Qué se necesita para combatir el hambre?

Brasil es ejemplo de una iniciativa que le dio prioridad a una acción mundial ambiciosa para combatir el hambre y la pobreza. 

Actualmente, hay tecnología y conocimientos disponibles para acabar con la inseguridad alimentaria, pero se requieren de los fondos para invertir a gran escala. Muchos sectores sociales comprometidos con la causa, están preparados para intensificar su colaboración con gobiernos y abordar las causas profundas del hambre, reforzar las redes de seguridad y alentar el desarrollo sostenible, de forma que todas las familias puedan vivir con dignidad. 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los avances logrados en la reducción del retraso del crecimiento y la mejora de la lactancia materna exclusiva demuestran que los desafíos no son insuperables.

Se deben emplear estos logros como motivación para aliviar el sufrimiento de millones de personas que padecen cada día las consecuencias del hambre, la inseguridad alimentaria, las dietas no saludables y la malnutrición. 

La cuantiosa inversión necesaria en alimentos saludables, inocuos y producidos de forma sostenible es mucho menor que los costos que supondría para las economías y las sociedades si no se hace nada. 

En resumen, este panorama se puede realizar porque desde 1999 se lleva a cabo un seguimiento y análisis sobre progresos a escala mundial relacionados con la erradicación del hambre, la consecución de la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición. El informe está dirigido a una amplia audiencia, incluidos los responsables de las políticas, las organizaciones internacionales, las instituciones académicas y el público en general.

El tema de este año fue pertinente teniendo en cuenta la próxima Cumbre del Futuro y de la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, programada para 2025.

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