La agricultura regenerativa necesita de inversiones financieras que permitan llevar adelante buenas prácticas productivas.
En relación a la implementación de la agricultura regenerativa, la financiación combinada puede apoyar a concretar una transición verde en mercados emergentes. Asimismo, la inversión privada contra el cambio climático tiene diferentes aspectos a tener en cuenta.
Según datos del informe “100 Millones de Agricultores: Modelos Innovadores para Financiar una Transición hacia la Sostenibilidad” se puede observar una pila de capital que combina mecanismos de financiación mixta e innovadora con apoyo a toda la cadena de valor para ayudar a 100 millones de agricultores a adoptar prácticas regenerativas, mejorando la productividad y reduciendo al mismo tiempo el impacto ambiental.
Asimismo, a través de la alianzas entre gobiernos, instituciones financieras y partes interesadas del sector agrícola, estos modelos proporcionan a los agricultores acceso al capital, conocimiento y recursos necesarios para aplicar prácticas sostenibles.
Estas iniciativas, están respaldadas por inversiones dirigidas y estrategias específicas para la mitigación de riesgos.Tales proyectos pretenden crear un punto de inflexión para los sistemas alimentarios sostenibles de aquí a 2030, y aportar beneficios a largo plazo para la salud del suelo, la biodiversidad, la conservación del agua y los medios de vida de los productores.
Alianzas para un cambio sistémico
Lograr una transformación justa requiere de esfuerzos coordinados entre los distintos sectores. Las asociaciones público-privadas, como las lideradas por la Alianza para la Acción Alimentaria, alientan a alinear los proyectos de los gobiernos, empresas y sociedad civil para impulsar un cambio sistémico.
En ese sentido, la Alianza apoya 30 iniciativas emblemáticas en África, Asia y América Latina, demostrando modelos eficaces de cadenas de valor alimentarias.
Estas alianzas ya están dando sus primeros resultados. Las instituciones financieras ofrecen productos a medida tales como préstamos a bajo interés, seguros de cosechas y créditos por servicios ecosistémicos los cuales disminuyen los riesgos financieros de los agricultores que adoptan prácticas regenerativas.
Por su parte, las empresas se comprometen con el abastecimiento sostenible, fomentando la adopción de métodos que mejoren la salud del suelo, capturen carbono y aumenten la biodiversidad.
Los gobiernos desempeñan un papel clave al apoyar la transición con políticas y subvenciones.
El apoyo filantrópico y multilateral es fundamental para reducir el riesgo de las inversiones y ampliar los proyectos piloto. Con recursos filantrópicos, se han financiado programas de agricultura regenerativa en el África subsahariana, donde los pequeños agricultores son los más vulnerables a los efectos del cambio climático.
Estas iniciativas mejoran la productividad y la resiliencia y promueven que la financiación climática llegue a las comunidades más afectadas.
Acción contra la degradación del suelo
Políticas contra la desertificación se han enfocado en la salud del suelo y la restauración de la tierra en el centro de la agenda climática mundial.
La rápida desertificación amenaza gravemente la seguridad alimentaria mundial y la resiliencia climática, ya que los suelos degradados pierden su capacidad de almacenar carbono y sustentar la vida.
Los especialistas se preparan para debatir sobre cómo ampliar los esfuerzos de restauración de tierras por ejemplo, integrando la agricultura regenerativa en los planes nacionales de acción climática.
Al reconocer la agricultura como un pilar clave de la adaptación al clima y de la mitigación de sus efectos, la desertificación puede impulsar compromisos más significativos por parte de gobiernos e instituciones financieras para apoyar la transición hacia sistemas agrícolas sostenibles.
De esa manera, invertir en agricultura regenerativa puede crear un sistema alimentario sostenible, que mitigue el cambio climático y proporcione una vía hacia un futuro más equitativo y resiliente.
Además, financiar una transición justa hacia una agricultura regenerativa es una necesidad moral y económica. A medida que se acelera el cambio climático, la degradación de los suelos del planeta amenaza la base misma de nuestros sistemas alimentarios.
Los expertos aseguran que si no se actúa de inmediato, se corre el riesgo de agravar la crisis climática, aumentar la inseguridad alimentaria y sumir a más personas en la pobreza.
Es por eso que invertir en agricultura regenerativa puede restaurar tierras degradadas, capturar carbono y construir sistemas agrícolas resilientes que alimenten a una población mundial en crecimiento.
En resumen se puede decir entonces que la Iniciativa de los 100 Millones de Agricultores y la Alianza para la Acción Alimentaria ofrecen modelos para movilizar capital y recursos con el fin de empoderar a los agricultores como agentes del cambio.