El uso y la aplicación de insecticidas orgánicos

Los insecticidas orgánicos tienen efectos positivos sobre la producción agrícola, pero con algunas diferencias de los convencionales, especialmente porque su aplicación no genera daños en el medio ambiente. 

Los insecticidas orgánicos, permitidos en la agricultura ecológica, no se producen sintéticamente y su efecto no es tan duradero como el de los químicos. Sin embargo, para contrarrestar, éstos no perjudican el medioambiente ni la salud humana. De ahí que son cada vez más utilizados incluso en la agricultura convencional.

La aplicación excesiva de plaguicidas es muy peligrosa para la salud y el medioambiente, y no son vitales para garantizar la seguridad alimentaria. 

Según los expertos, a partir de diferentes investigaciones se pudo demostrar cómo los plaguicidas son responsables de unas 200.000 víctimas mortales por intoxicación aguda cada año. En esa línea, alrededor del 99% de las muertes ocurrieron en países en desarrollo. Allí las regulaciones de salud, seguridad y medio ambiente son más débiles. 

La exposición permanente a pesticidas se ha vinculado con el cáncer, las enfermedades de Alzheimer y Parkinson, alteración hormonal, trastornos del desarrollo y esterilidad.

De acuerdo a esto, los agricultores y trabajadores agrícolas, las comunidades cerca de las plantaciones, las comunidades indígenas y las mujeres embarazadas y los niños son particularmente vulnerables a la exposición a plaguicidas. 

Estos grupos necesitan protección especial ya que ciertos plaguicidas pueden persistir en el medio ambiente durante décadas. Además, éstos representan una amenaza para todo el sistema ecológico del que depende la producción de alimentos.

El principal efecto de la presencia de plagas: menos productividad

Si bien los responsables de las explotaciones agrícolas y los gobiernos tienen conciencia de este problema, hay aspectos que en muchas regiones se tienen que resolver, sobre todo teniendo en cuenta el daño que provocan las plagas en la productividad.

Para controlarlas, los plaguicidas químicos pueden ser más efectivos, pero además del peligro para la salud especialmente en regiones con legislaciones precarias, son costosos, dañan el medioambiente y matan los organismos benéficos del suelo. 

En ese aspecto, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha reflexionado sobre la posibilidad de fabricar pesticidas o insecticidas orgánicos o naturales.

Los agricultores orgánicos dependen de otras formas para controlar las plagas, incluido el cultivo intercalado, la aplicación de extractos biológicos o el apoyo a los depredadores naturales. 

Integrantes del área de insumos de la certificación agroalimentaria con especialización en producción ecológica u orgánica ( CAAE), entienden que es más correcto hablar de fitosanitarios permitidos en la agricultura ecológica que de insecticidas orgánicos. 

En ese punto, consideran que la mayoría son de origen natural y se eligen en función de los cultivos, plagas o épocas del año. 

Fitosanitarios de origen animal y vegetal

Dentro de este grupo se encuentran: 

  • ‘Allium sativum’ (extracto de ajo): provocan trastornos digestivos en el insecto, que deja de alimentarse. También generan un cambio de olor natural en la planta, lo que actúa como repelente.
  • Azadiractina: se obtiene de las hojas del árbol de Neem y se utiliza sobre todo contra pulgones, mosca blanca, orugas, minadores, ácaros y cochinillas.
  • Cuasia extraída de la ‘Quassia amara’: es la sustancia más amarga de la naturaleza.
  • Piretrinas naturales: se obtienen de flores como la del crisantemo y son eficaces contra varios insectos.
  • Gelatina: disuelta en agua se rocía sobre las hojas para controlar plagas como pulgones y ácaros.
  • Lecitina de soja: es el extracto vegetal que se utiliza contra los hongos.

Fitosanitarios minerales

  • Cobre: por su capacidad anti-fúngica se utiliza en varios cultivos.
  • Azufre: empleado en agricultura por su triple acción acaricida, fungicida y repelente.
  • Jabón potásico: es un insecticida eficaz contra el pulgón, la cochinilla, la mosca blanca o la araña roja.

En resumen, se puede considerar que los fitosanitarios que no están producidos sintéticamente, tienen un alto grado de efectividad para los usos para los que están indicados. Además, son mucho más respetuosos con el medio ambiente y su efecto no es tan prolongado, es decir, no es tan persistente ni duradero. 

Muchos de estos fitosanitarios naturales se usan también en la producción convencional. Los productores son cada vez más receptivos porque los mercados cada vez exigen más alimentos libres de pesticidas. El consumidor manda, y los productores tienen que seguir el camino que los dirige al uso de productos menos tóxicos.

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