En 2009 comenzó el proyecto denominado Bearing Agro. Durante los primeros años, la principal función era actuar como consultores y colaborar con inversores que llegaban del extranjero a Uruguay, con la finalidad de comprar o alquilar campos para llevar a cabo una producción agrícola. Entre esos inversores se encontraba la firma argentina El Tejar, que sirvió como modelo de negocio, con la diferencia que Bearing Agro se quería enfocar en sumar el empleo del riego en la agricultura.
Los ejes de proyecto Bearing Agro
La idea inicial se basó en el riego, ya que los inversores sostenían que ahí existía una buena oportunidad para explorar. Sumado que durante esos años hubo sequía lo que generó serias pérdidas en muchas empresas. Este fue el disparador que animó a arrancar con una experiencia en agricultura bajo riego en el departamento Soriano, a pocos kilómetros de la ciudad de Mercedes.
En los comienzos, los integrantes del proyecto uruguayo se apoyaron en profesionales agrónomos de Argentina que también se dedicaban al riego en Coronel Suárez y que fueron los que ayudaron a armar el sistema de pivotes, que en Uruguay era algo completamente novedoso.
El contexto de esos años indicaba que había muy buenos precios de maíz entonces los integrantes del proyecto Bearing Agro se centraron en incrementar la productividad por hectárea.
En ese sentido, se aplicaron diversas tecnologías como el riego para que se generen mayores niveles de rindes.
Y fue de este modo que con el paso de los años, el grupo fue mejorando sus prácticas para superar esos niveles.
El proceso permitió desarrollar un modelo basado en la inversión de recursos propios y de inversores externos agregando valor a los activos. De esta forma, los inversionistas incursionaron en la agricultura regenerativa, brindando seguridad y calidad a la producción de los campos.
¿Qué es la agricultura regenerativa?
La agricultura regenerativa es la aplicación de determinadas acciones que apuntan a que la productividad y la calidad de los suelos vaya en ascenso.
Prácticas como minimizar la intervención en las tierras mediante la agricultura de precisión y programar la rotación de cultivos con mucha presencia de maíz, pueden ser algunos de los ejemplos.
Otro elemento a tener en cuenta en el proceso es la cobertura del suelo en los campos. En invierno, cuando no hay ni maíz ni soja en la zona, los productores trabajan con cultivos de servicio que ayudan a equilibrar la presencia de carbono.
En ese aspecto, cuando se está haciendo el proceso de selección de campos para una compra, es fundamental la combinación de actividades productivas que se pueda llevar a cabo en dichos suelos para programar la rotación. De acuerdo con esto, la agricultura regenerativa también se asocia a una elección correcta a la hora de la adquisición de cada terreno.
El acceso al agua también es determinante ya que hay campos con cuencas, arroyos o cercanía a ríos que permiten regar un área de cultivos muy importante y en otros no se puede regar prácticamente nada.
Gestión del riego
Con respecto al manejo del riego, los integrantes del proyecto Bearing Agro han asegurado que la estrategia es siempre tener los suelos en su máxima capacidad de humedad.
De todas formas, la naturaleza sigue siendo la indicadora de los diferentes procesos naturales y el riego viene a cubrir eso que ella no da.
Por esto, la metodología es comenzar los cultivos con los suelos a su máxima capacidad de humedad y mantenerlos así hasta el final.
Por ejemplo, el maíz necesita, por lo general, entre unos 250/300 milímetros de riego por campaña, dependiendo del año. Para la soja se requiere un 25-30% menos, pero todo depende de cuánto aporte de lluvia hay en los meses de verano.
En cultivos de invierno la necesidad de riego es inferior. Es decir, son aplicaciones estratégicas que se deben adecuar al tipo de producción y a la época del año.
En relación a los rendimientos productivos, en épocas con pocas lluvias se puede alcanzar un promedio de maíz regado de 12.500 kg/ha, con campos de 10.500 kilos y otros de 15.000 kg/ha.
Dicho esto, factores climáticos, características productivas y buena gestión de recursos, son las principales herramientas con las que cuenta un productor para saber manejar su producción, cuidar sus campos y lograr buenos rendimientos.