Clima
El tabaco cultivado en el Continente Americano, de Canadá hasta la República Argentina, muestra su gran adaptación a distintas latitudes y por ende a diferentes condiciones climáticas.
Por su origen tropical se adapta mejor a las zonas cálidas. La temperatura óptima para su desarrollo está comprendida entre los 20° y 30° C, progresando deficientemente con temperaturas inferiores a 15° C. En la República Argentina se cultiva entre los meridianos 55 a 66 de longitud Oeste y los paralelos 24 a 32 de latitud Sur, en alturas variables desde el nivel del mar hasta los 1.500 metros de altura (5).
Los almácigos poco desarrollados pueden soportar temperaturas hasta de -4°C. no así las plantas ya trasplantadas.
Las altas temperaturas, superiores a 40°C, ocasionan quemaduras en las hojas,efecto que se manifiesta con mayor intensidad cuando hay deficiencia de humedad en el subsuelo o poca humedad relativa. También pueden observarse quemaduras por altas temperaturas, cuando el tabaco se desarrolla en suelos muy nitrogenados.
La humedad tiene una marcada influencia en la calidad de la hoja producida, siendo desfavorable poca humedad atmosférica, tanto durante el cultivo como en el proceso de curado.
Un exceso de lluvias durante el desarrollo da lugar a hojas livianas, delgadas,de poco color, cuerpo y gomosidad, con bajo tenor en nicotina y aroma pobre, aunque con buena combustibilidad. Lo opuesto ocurre en condiciones de sequía.
En caso de no contar con terrenos de desmonte, deben preferirse aquellos que contienen nitrógeno del suelo y en consecuencia su fertilidad.
Para su mejor desarrollo, lo ideal es que la planta soporte una suave deficiencia de lluvias durante su primer ciclo (25 días), que la preparará hacia un mejor desarrollo radicular y la preparará hacia un mayor y más ventajoso crecimiento futuro,mientras disponga de lluvias espaciadas.
En el Cuadro N° 7, se consignan comparativamente los valores promedios de temperaturas y precipitaciones registradas en diferentes zonas tabacaleras del mundo. ciones de suelo y, con los mayores cuidados, la esmerada preparación de los almácigos en buenas condiciones señal llegue do ello depende la obtención de plantas precoces, santo y vean?cercano a la fuente de riego y donde el terreno debe encontrarse preferentemente cuente con continua vigilancia.
Debe evitarse terrenos que hayan tenido plantaciones de tabaco,tomate, papa o pimiento ya que estos cultivos son atacados por plagas y enfermedades del mismo tipo
El suelo debe ser profundo y suelto, evitando los pesados o muy riposos. Los tasiempre que no se rrenos de desmonte, con una buena capa humífera,son rrenos en problemas de salinidad o nematodos, que son factores negativos para un bum almácigo.Para el trazado de los almácigos se desechará las pendientes pronunciadas por los problemas de erosión a que puedan dar lugar.
almácigos, siempre que no se presenten problemas serios de enfermedades de suelo.En al suelo cuando comienza a florecer. Por este medio se mantendrá la fertilidad, se logrará una mayor soltura y favorecerá el drenaje.
Preparación del terreno
El terreno destinado a los almácigos debe ser arado con dos meses de anticipación a fin de que el nivel de nitrógeno del suelo no se encuentre disminuido cuando és-tos se siembren.Deben realizarse dos aradas profundas y tres rastrilladas, de manera que el suelo quede bien mullido y desterronado. Luego es conveniente pasar un rodillo desterronador y una pala o cajón nivelador.
El tabacalero que siembra numerosos cajones puede realizar una buena preparación del suelo recurriendo al uso del rotovator. Trazado y preparación de los “cajones”
Los “cajones” o almácigos deben ser construidos de 1 m de ancho por 10 a 20 de largo, debido a que en esa forma se facilita la utilización de coberturas de algodón o plástico y resulta asimismo más cómoda su atención.Los bordes de los almácigos deben encontrarse algo más altos que la superficie del suelo a fin de evitar que el agua, de posibles desbordes de las acequias, pueda entrar al cantero. Se construyen extrayendo tierra de los almácigos con azadas y apisonándolos para endurecerlos.
Debe desterrarse bien el suelo hasta una profundidad de 15 cm y luego con el rastrillo, dar la terminación final, consiguiendo de esta manera la formación de una buena “cama” para la germinación de las semillas.
Es importante, cuando los almácigos no son realizados en terrenos de desmonte,incorporar al “cajón” una capa de mantillo, humus vegetal o tierra del cerro. Esta capa contribuirá a mejorar las condiciones físicas y a conservar un mayor contenido de humedad en el suelo, ideal para una buena germinación.
La cantidad necesaria de humus es, como mínimo, de 2 bolsas por almácigo de 10 m2.
En caso de no contar con tierra vegetal puede recurrirse a la preparación de un “compost” utilizando residuos vegetales (marlos, residuos de limpieza de semillas, desechos de corral o cuadra, etc.).
No es recomendable usar residuos de la cosecha de tabaco, papas, tomates, o pimientos, debido a la posibilidad de difusión de virus.
Para obtener una buena fermentación de este “compost” deben distribuirse alternadamente capas de cal y realizar riegos periódicos. Al cabo de 1 1/2 a 2 años estará en condiciones de ser usado en los almácigos.
El almácigo se orientará de norte a sur a fin de que reciba por ambos costados iluminación solar.