Bandejas de almácigos con hortalizas creciendo sobre suelo fértil en un invernadero.

Cuidar el suelo, el pilar para producir en el campo

El cuidado del suelo adquiere una relevancia dentro de la producción agrícola, ya que es un recurso esencial. La realidad es que sin suelo no se podría producir alimentos ni tampoco darle de comer a los animales. 

Agro Sustentable, en Argentina, encara una serie de alternativas que vienen de la mano con el uso de insumos naturales y tecnologías. Los mecanismos que existen para cuidar los terrenos son variados, pero lo cierto es que hay muchos que no se pueden sostener o dejan daños colaterales. Por ejemplo, en muchas regiones hay un exceso de productos químicos que terminan perjudicando a la planta y a la salud del productor. 

La compañía nacional trabaja con determinados bioinsumos que están pensados para colaborar con un fin determinado. Por ejemplo, el fertilizante BIOFERT contiene nutrientes que las plantas necesitan para crecer. Si bien todavía hay una cierta resistencia por dejar los productos convencionales y probar estos que son naturales, las pruebas realizadas en distintas regiones y sobre diferentes cultivos generan una mayor confianza. 

Consecuencias mundiales 

El excesivo uso de fertilizantes tóxicos o la falta de productos que alienten el desarrollo de los cultivos genera importantes efectos que se pueden apreciar en los entornos naturales y productivos. La falta de fertilizantes, por su parte, consigue que los suelos no tengan los nutrientes necesarios y no estén preparados para ser sembrados ya que carecen de fertilidad.  

La ambición de producir más en menos tiempo ha llevado a la elección de productos. Y esta conducta está relacionada con la propia demanda de los alimentos vinculada al crecimiento de la población. Los mercados han necesitado que la producción aumente a grandes escalas sin medir o tener en cuenta las consecuencias ambientales. 

Los productores enceguecidos por conseguir mayores rendimientos empezaron a optar por productos cada vez más dañinos, consiguiendo los resultados esperados para el mercado, pero dejando consecuencias en los recursos naturales que en muchos casos son difíciles de recuperar. 

En algunas regiones, ya hace un tiempo algunos productores movilizados por la llamada “Revolución Verde” optaron por cambiar sus mecanismos productivos por otros que sean más cuidadosos con el ambiente. Dentro de este giro entró el uso de productos menos contaminantes o naturales que conseguían los mismos resultados. Las mejoras en los cultivos y en las condiciones de los terrenos no tardaron en hacerse visibles. 

Aquellos productores arraigados a las ganancias económicas, están atravesando las consecuencias en sus terrenos, observando hectáreas en pésimo estado, la contaminación del agua y una calidad inferior en los cultivos producidos. 

Muchos especialistas coinciden en la idea de que la clave está en el uso que se haga del fertilizante, pero se apunta cada vez más a productos orgánicos como BIOFERT de Agro Sustentable. Un insumo que aporta los nutrientes requeridos por el cultivo y ayuda a obtener una planta capaz de enfrentar situaciones adversas. 

La gestión para conseguir un suelo saludable

La salud del suelo es el factor que va a determinar si la gestión que se está realizando es efectiva o si por el contrario, está generando consecuencias en el medio ambiente y en los recursos naturales. 

El desafío está en transformar los mecanismos productivos, dejando atrás los sistemas tradicionales y apostando a nuevas formas de manejar los cultivos y administrar los recursos dentro de la producción agrícola. 

La salud del suelo es definida por los expertos como la posibilidad que tienen los terrenos de operar como un sistema activo. Los suelos sanos conservan determinados organismos que colaboran con el control de enfermedades o la aparición de insectos o plagas que pueden perjudicar a las plantas. 

Es por ello que estos organismos presentes en la tierra ayudan a que la planta no se vea afectada por las pestes, logrando mejorar las condiciones de los suelos para que puedan retener el agua y la humedad y consiguiendo que se obtengan cultivos de calidad al final del proceso. 

Un suelo sano colabora a controlar los efectos de las variaciones climáticas y otras consecuencias que se pueden presentar, no contamina o perjudica a su entorno. 

El suelo puede estar enfermo o no dependiendo de cómo se lo gestione y hay dos características que son esenciales: la variedad de su biota y el contenido elevado de materia orgánica no activa. El suelo es el recurso natural que más organismos vivos tiene, vinculados éstos con la posibilidad de nutrir a las plantas. 

Si los terrenos aumentan su materia orgánica o la mantienen, se puede decir que ese suelo está sano. Los terrenos en buenas condiciones resisten al crecimiento de plagas o malas hierbas, al contrario las ahuyentan y por ende las consecuencias que se pueden ver reflejadas en los cultivos son menores ante suelos fértiles y bien cuidados.

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