Los nuevos sistemas que atraviesan prácticas más cuidadosas con el medio ambiente también ofrecen una mejor gestión de los recursos naturales, lo que se traduce en en un ahorro de tiempo y costos.
Agro Sustentable trabaja junto a productores rurales para formar un nuevo paradigma frente a la producción rural. En esta dirección, la compañía integra el uso de insumos naturales que reemplacen a los convencionales y tecnologías que permitan obtener una mejor distribución de estos productos.
Así como también, algunas de sus estrategias están enfocadas en administrar de una mejor forma los recursos como el suelo, el agua y la energía y procurar gastar estrictamente lo necesario.
“Ahorrar para crecer” es un documento de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que expone cómo encarar las producciones agrícolas desde una perspectiva ambiental.
La entidad reconoció que en los últimos años, la producción agrícola vinculada al uso excesivo de insumos contaminantes, ha dado lugar al aumento de la producción de alimentos y por ende, su consumo.
Pero tras este incremento productivo, las consecuencias se vieron reflejadas en los recursos naturales que se vieron gravemente perjudicados, dando lugar a otros fenómenos como las variaciones climáticas.
Además, pese al aumento de la elaboración de alimentos no se ha podido eliminar el problema del hambre que atañe a muchas regiones del mundo, por el contrario todos los años aumenta más el índice de personas que no tienen una buena nutrición.
Los desafíos productivos
Los profesionales se posicionan en la idea de que el reto a futuro es ubicar a la producción y al consumo de los alimentos en un estadío sustentable. La población va a seguir aumentando y esto demandará más alimentos para cubrir sus necesidades.
El problema que se ve reflejado en los recursos naturales da lugar a tierras que no están en condiciones de ser cosechadas ya que se encuentran en un estado avanzado de degradación.
Es por ello que los expertos apuntan a modelos productivos que potencien los rendimientos sin descuidar los entornos naturales y sus elementos. En la investigación realizada por la FAO, los especialistas abordan la gestión sostenible en el agro.
Lo que también muchos llaman “Revolución Verde”, pone de manifiesto la necesidad de pensar en una agricultura que contribuya a la naturaleza a la par del crecimiento de los cultivos.
Acciones como la rotación de los cultivos en un mismo predio o el uso de productos orgánicos, pueden ser elementos necesarios para transitar este recorrido. El trabajo publicado también ofrece determinadas prácticas que se pueden adaptar a los diferentes establecimientos y colaborar con las familias de los pequeños agricultores.
Este enfoque integra conceptos tradicionales con algunas tecnologías actuales que se ajustan a las necesidades de los productores. Así como también fomenta el uso de la agricultura de conservación, que permite incrementar los rendimientos y mejorar la salud del suelo.
Las plagas y las enfermedades de los cultivos se pueden tratar a partir del uso de insumos naturales y eliminando la dependencia de productos químicos. Así como el uso de fertilizantes que aportan los nutrientes adecuados para que las plantas crezcan.
Elegir los productos correctos y hacer un uso consciente de los mismos previene los daños que se pueden generar en los cultivos, las personas y el entorno natural en el que se desarrollan.
Prestar atención a la cantidad y la calidad de agua que reciben las plantas también influye en su crecimiento. En este punto, la estrategia que propone el documento de la FAO está alineada con los principios de la agricultura que tiene un control inteligente de clima, potenciando la capacidad de enfrentar situaciones de estrés y habilitando que las plantas se adapten a las variaciones meteorológicas.
Para adoptar un mecanismo productivo holístico que presente atención al cuidado ambiental es necesario que los agricultores tomen conciencia y sean responsables con cada una de sus acciones.
También es conveniente que estos productores cuenten con normativas o proyectos que acompañen sus decisiones y ofrezcan incentivos que los permitan mantenerse en este recorrido sustentable.
Además, con una mayor financiación se pueden conseguir mejores investigaciones y estudios que avalen estas buenas prácticas agrícolas. Los recursos naturales pueden estar mejor protegidos si hay normas claras que regulen las acciones y generen un estricto control.
Dentro de esta perspectiva, la producción alimentaria sostenible solo es una parte del desafío. El consumo está relacionado a la adopción de dietas o programas alimenticios nutritivos con tal de que se genere un menor impacto ambiental y no se desperdicien grandes cantidades de productos.
Se necesitan mecanismos que regulen la actividad productiva y de comercialización de los productos alcanzados para conseguir una transformación hacia modelos más amigables con el medio ambiente centrados en la producción y en el consumo.